Las artes marciales piden nuevos aires
El karate ya ha conseguido lo que buscaba desde hace mucho tiempo: su independencia. El Consejo superior de Deportes se la dio ayer al crear la Federación Española de este deporte, separándolo del judo y restantes disciplinas asociadas. El máximo organismo deportivo, ante la situación conflictiva, existente y al no haberse convocado aún la asamblea general extraordinaria pendiente desde que se ordenó el 13 de marzo, también se ha anotado un «triunfo», aunque sólo sea parcial, convocando, elecciones para las presidencias de ambas federaciones. La de Judo y Disciplinas Asociadas se en contraba vacante desde la «desaparición» de Antonio García de la Fuente, dimitido al sobreseérsele el expediente incoado por supuestas irregularidades económicas. El CSD trata, acertadamente, de acabar dentro de lo posible con los lamentables conflictos y enfrentamientos que las artes marciales han planteado desde que alcanzaron su gran aceptación popular. Intenta clarificar un mundo que se ha ensuciado demasiado cuando el negocio montado alrededor del deporte ha ahogado fines menos interesados.
Lo único negativo en la decisión sobre el karate es que aparece con ello «una boca más» a pedir por su cuenta en momentos de presupuesto recortado. Pero desde la famosa «sentada» del Magariños hace unos años su separación se veía necesaria. El karate -y era verdad- se sentía el hermano pobre del judo. Su problema será ahora encontrar un buen presidente.
Precisamente la convocatoria de elecciones por partida doble tiene ese gran peligro, frente al acierto de llevarlo adelante inmediatamente. El CSD se ha cansado de esperar por una asamblea para cerrar la inconclusa que desbordó todos los conflictos y se ha adelantado en su decisión. El judo se había dividido en dos bloques, y el primero tal vez haya sido el principal culpable de que la asamblea se retrasase. En ese tiempo podía buscar el máximo apoyo de «sus contrarios» y llegar de esa forma a la demorada asamblea nuevamente como «el deseado». García de la Fuente conoce bien la triste realidad del judo, su carencia de dirigentes capaces, como ya se demostró en las primeras y absurdas elecciones democráticas. Posiblemente jugaba esa baza, que el CSD le ha cortado. Ahora habrá nuevas elecciones y también debe saber que las artes marciales necesitan otros aires para limpiar su ambiente viciado. Tiene que apartarse definitivamente. Alguien aprovechará la oportunidad.
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