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Dimisiones en la cúpula política de la socialdemocracia portuguesa

La comisión política del Partido Socialdemócrata presentó su dimisión en la noche del viernes y solicitó la convocatoria de un consejo nacional extraordinario del partido para resolver la crisis surgida a consecuencia de las posiciones asumidas por el ex presidente y fundador del PSD, Sa Carneiro.

Esta crisis era previsible después de la ofensiva desencadenada por Sa Carneiro contra el presidente Eanes y la Constitución, lanzando la idea de un referéndum constitucional y de elecciones generales anticipadas. La rapidez de su desarrollo, sin embargo, sorprendió a los observadores nacionales y extranjeros y acentuó el ambiente de crisis política que vive Portugal.El semanario L'Expresso, que tiene como director al autor de la moción política aprobada en el congreso del PSID de Oporto, en enero pasado, y que confirmó la aparente derrota de la línea sacarnerista, ha sido el primer sorprendido, ya que su decisión contiene un largo artículo sobre la crisis interna del PSID, que no prevé la inminente dimisión de la actual dirección del partido.

El artículo plantea una doble pregunta: «El PSD ¿puede sobrevivir sin Sa Carneiro? ¿Puede sobrevivir con él?». Entre las diversas hipótesis que L'Expresso sugiere para el futuro de las relaciones entre el mayor partido de la oposición portuguesa y su principal dirigente, Figuran la ruptura con creación de un nuevo partido de cuño liberal encabezado por Sa Carneiro, la retoma del poder en el seno del partido por el ex presidente y sus partidarios, o un compromiso transitorio asegurando la coexistencia de dos líneas organizadas en tendencias, siendo la actual dirección minoritaria.

L'Expresso no pone en duda que, si se lo propone, Sa Carneiro pueda asegurar de nuevo la presidencia del PSD apoyado por una larga mayoría de las bases del partido y por su aparato. Pero según el articulista, se trataría de una victoria pírrica, que podría llevar a la desaparición del partido, ya que ninguno de los cuadros políticos socialdemócratas más capaces acompañaría la transformación del mismo en un partido derechista.

Más importante, tal vez, sea la calificación que LExpresso da a la actual estrategia establecida por Sa Carneiro. Afirma que tras de los ataques al presidente de la República, al Gobierno y a la Constitución hay un proyecto de «cambio de¡ sistema económico y social vigente», que, en opinión de Sa Carneiro. se ha revelado «inadecuado, productivo y ruinoso».

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Este cambio del sistema económico y social no pasa de un eufemismo para no decir contrarrevolución o subversión radical del cuadro político existente. No somos nosotros quienes lo decimos: un diputado socialdemócrata, reconocido como uno de los mejores constitucionalistas del país, Jorge Miranda, miembro de la comisión constitucional, acaba de declarar en una entrevista publicada el jueves que «las propuestas de Sa Carneiro son inconstitucionales y, también, antidemocráticas».

La crisis abierta en el PSD y la probable victoria de Sa Carneiro abren también a medio plazo una grave crisis nacional, tal vez la más grave que Portugal haya enfrentado desde 1975. Se dice habitualmente que el PSD es el segundo partido nacional y el mayor de la oposición, pero las tendencias hegemónicas del Partido Socialista hacen muchas veces perder la noción de la importancia real del PSD: con el 28 % del electorado éste dispone en el parlamento de 73 diputados, o sea, tan sólo veintiocho menos que los socialistas. Tiene también la mayoría absoluta en los archipiélagos de las Azores y Madeira, preside el mismo número de municipios que el PS y últimamente se ha dotado de una base sindical más fuerte que la de los socialistas, revelándose como la única formación capaz de disputar con éxito a los comunistas el control de algunos importantes sindicatos.

Hay que tener en cuenta también que la fuerza potencial de Sa Carneiro excede los límites de su propio partido: cuenta con el apoyo abierto de la derecha civil y militar, y dispone de todo un sector de la prensa para reproducir sus opiniones. Sa Carneiro ha cultivado más que cualquier otro político portugués intensas relaciones con importantes figuras militares, y la reciente crisis castrense ha permitido un considerable refuerzo de las posiciones ocupadas por los oficiales superiores que lo apoyan declarada o simuladamente.

¿Estará Sa Carneiro pensando en hacer volverla situación política portuguesa a julio de 1975?

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