¿Dónde van los vascos?

No suelo leer su diario, pero sí de cuando en cuando si se me ofrece ocasión o por alguna razón particular. Ayer tuve ocasión de ver el número que traía la información acerca del llamado «Aberri Eguna» (Día de la Patria Vasca) y de su primera celebración legalizada o autorizada. Ya había visto por otros periódicos noticias más o menos coincidentes acerca de lo ocurrido en las varias ciudades o sitios en que se celebró, no sin la nota de que en general los incidentes violentos no habían sido muchos. Pero no vi en el suyo la noticia de haber sido arrancada y arrastrada la bandera nacional de España que estaba en la Audiencia de Pamplona. Y si esto ocurrió, no comprendo que pueda decirse que todo fue pacífico. Y menos si además eran muchas y variadas otras banderas en general con intenciones revolucionarias o subversivas, o como quiera usted llamarlas. Y hasta creo que se decía algo sobre la ikurriña, autorizada por Martín Villa en forma poco clara y después de haberles costado la vida a más de un guardia por el medio alevoso de la conexión con un cable de alta tensión o con un explosivo. A lo mejor con un cable de Iberduero, de los que llevan a Vasconia o País Vasco la energía de los saltos de Salamanca y Zamora, que es mi tierra, con la cual se ha enriquecido gracias al centralismo y a la economía dirigida de los famosos cuarenta años. Y conste que deseo la democracia y la paz tanto como el que más. Pero veremos a dónde quieren ir y llevarnos los vascos y quienes les ayudan.