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Entrevista:

"Prefiero la participación ciudadana a disponer de mucho dinero para actos culturales"

Antes de tomar posesión de su cargo el nuevo alcalde de Madrid, José Luis Álvarez, declaró repetidamente que su primera intención era conseguir que todos los niños de la ciudad tuvieran un puesto escolar. Para conseguirlo, contaba con una delegación municipal: la de Educación. Pero ésta tenía atribuidas otras funciones que, por lo menos en parte, no le permitían desarrollar la labor adecuada a las pretensiones del edil. Puede que ésta haya sido la razón por la que la antigua Delegación de Educación se haya desdoblado en dos, dando lugar a la aparición de la de Cultura. El hombre elegido para ocupar ese puesto fue un diplomático de carrera, Eloy Ibáñez, palentino y de 47 años. La designación de esta persona, casado y con ocho hijos, viene avalada por la labor culturalista desarrollada en varias embajadas y consulados.

Pregunta. ¿Qué finalidad se plantea al frente de esta Delegación, nacida por desdoblamiento de la de Educación?Respuesta. Lo primero que hay que plantearse es la finalidad que debe cumplir el Ayuntamiento. Yo entiendo que la Corporación municipal lo que tiene que hacer es ofrecer un servicio al pueblo de Madrid, para que éste, junto con toda la ciudad, siga su ritmo de vida y consiga las mejoras que persigue constantemente. El Ayuntamiento, por tanto, lo que tiene que hacer es ofrecer un servicio, no imponerlo. Y la cultura, por supuesto, nunca debe ser impuesta, sino ofrecida para que aquél que quiera la pueda coger. Luego, la primera finalidad de esta Delegación ha de consistir, simple y sencillamente, en poner la cultura al servicio del pueblo de Madrid. Y para ello debe saber cuáles son las peticiones que en este sentido se hagan y darles (y ahí es donde entra mi función) una respuesta adecuada.

P. ¿Por qué ha aceptado venir al Ayuntamiento como delegado?

R. Puede que la respuesta que voy a dar parezca una cortesía, pero, en el fondo, no es más que el reflejo de la realidad. La auténtica razón de mi venida al Ayuntamiento está en mi amistad profunda y en mi identificación con José Luis Álvarez. Esa amistad no nace en el momento en que nombran a José Luis alcalde de Madrid, sino que viene de mucho antes, de los principios de los estudios de la carrera de Derecho, que hicimos juntos. Sinceramente, tengo que decir que me pidiera lo que me pidiera el alcalde, le tenía que decir que sí.

Inclinación culturalista

P. ¿Qué hace un diplomático en el Ayuntamiento?R. Soy diplomático, es cierto, y además con un sentido profesional muy grande. Pero a lo largo de mi carrera he venido ocupando una serie de cargos que han hecho que tenga, en estos momentos, una gran inclinación culturalista. Fui consejero cultural en la embajada de España en Lisboa, pero había pasado antes por otros puestos en los que siempre he tenido que ocuparme directamente de los asuntos culturales. Por ejemplo, cuando fui cónsul en Porto alegre hube de promover estas actividades en la amplia colonia española que allí había o, cuando fui el secretario de la embajada de España en Túnez, también los temas culturales fueron los que ocuparon gran parte de mí tiempo. Luego, sí, soy un diplomático, pero mi formación profesional me permite acometer estas funciones.

P. ¿Tiene ya algún camino concreto para lograrlo?

R. Acabo de llegar y todavía no conozco exactamente el complicado funcionamiento municipal. De momento, lo que tengo que hacer es despachar con la gente que forma el equipo de esta Delegación y enterarme de las cosas que se están haciendo y de las que se pueden hacer.

P. ¿Conocerá ya, sin embargo, con qué medios va a poder contar?

R. He estado repasando los presupuestos y conozco ya de algunas partidas de él. Pero no es lo económico lo que más me preocupa. Yo de lo que sí quisiera poder disponer ampliamente es de la participación de los madrileños para poder llevar adelante la labor cultural que ha de desarrollar el Ayuntamiento. Si me ofrecieran unos cuantos grupos de ciudadanos dispuestos a colaborar conmigo y poco dinero o, al contrario, mucho dinero y poca colaboración ciudadana, me quedaba, sin dudar, con lo primero.

Filosofía del deporte

P. Dentro de las actividades de esta Delegación está también el deporte. ¿Tiene ya algún plan concreto?R. Un plan como tal, no. Pero sí una filosofía que hace falta desarrollar lo más rápidamente posible. Yo creo que no se ha de tender hacia el gran polideportivo, en unas inmejorables condiciones, que permita la práctica deportiva de gran calidad, sino que hay que conseguir que el madrileño pueda practicar el deporte que prefiera, aunque las condiciones del lugar en que pueda realizarlo no sean las adecuadas para el deporte de alta competición. Es decir, no hace ninguna. falta el inaugurar cosas aparatosas, con grandes pretensiones, sino que sería mucho mejor el poder dotar a Madrid de una serie de minipolideportivos, enclavados junto a las zonas de parques que han de aparecer en la ciudad. Si hablamos, por ejemplo, de piscinas, yo creo que está muy bien el crear las condiciones para que aparezcan grandes campeones, pero hemos de pensar en que la gente se quiere bañar o nadar un rato sin esas aspiraciones tan altas.

P. Existía el proyecto de un convenio con la Dirección General de Deportes para la construcción de varias instalaciones deportivas en la ciudad. ¿Va a seguir adelante ese proyecto?

R. No tiene porque olvidarse. Pero tampoco sé exactamente la situación en la que se encuentra.

Ahora mismo estoy celebrando una serie de reuniones en las que pretendemos, por un lado, ponerlo al día y, por otro, que yo mismo sepa concretamente las pretensiones que se pueden lograr convertir en realidad.

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