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Israel ordenó unilateralmente el alto el fuego en Líbano

Tiro es desde hace horas una ciudad fantasma: Durante dos horas, escuadrilla tras escuadrilla de phantoms israelíes y cuatro cañoneras apostadas en el Mediterráneo han peinado los principales barrios de la ciudad. Una familia libanesa refugiada en el hipódromo romano fue exterminada ante mis ojos. Los cascos azules de la ONU mantendrán por ahora sólo una presencia simbólica en el país, a la espera que se confirme el alto el fuego anunciado ayer por el general Weizman, y que entró en vigor, con el silencio palestino a las cinco de la tarde (hora española) de ayer.La mayor parte de los edificios y chalets de las ramblas marítimas de Tiro han quedado destruidos. Una de las cuatro cañoneras israclíes que iptervinieron en el ataque se acercó a menos de quinientos metros de los espigones del puerto. En las cercanías de la ciudad, en Biout Bass, Borj, Chemali y Rachidiye, las fuerzas palestinas instalaron diez puestos de katiouschas y hostigaron las,posiciones israelíes de Hanaouiye,y Kana (Caanan).

Según un combatiente fedayin, los palestinos habían reunido allí más de 2.000 guerrilleros, y estaban dispuestos a «resistir hasta el final ». Los obusesjudíos han caído a menos de doscientos metros del puesto avanzado de la Cruz Roja, donde también se encontraban numerosos periodistas extranjeros.

Bombas fragmentadas

El ejército israelí ha empleado aquí las llamadas bombas de fragmentación, una de las más mortales que se conocen. Los guerrilleros de Al Fatali y de la OLP han retrocedido hasta Saida, que desde la. madrugada de ayer ha empezado a ser sobrevolada -impunemente- por la aviación israelí.

Pont Kassmieh, a unos diez kilómetros de Tiro, pero próximo a las líneas israelíes del oeste sobre el río Litani, ha sido alcanzado también por varias bombas de fragmentación. Durante toda la noche el cielo apareció iluminado por él resplandor de los proyectilesj udíos y palestinos. Una mujer libanesa, herida en el vientre, me entregó a sus tres hijos para que los llevara a la Cruz Roja. Los fugitivos del campamento de Rachidiye, ya completamente evacuado, sedirigen a pie hacia Saida y Beirut. En Saida, la policía militar siria sigue tratando de impedir el acceso de los refugiados a la capital, aunque no de una forma estricta. Ayer, la distancia media entre las fuerzas israelíes y las sirias era de sólo diez kilómetros. Weizman, ministro de Defensa de Israel, repitió anoche que no desea reducir esa distancia. Las tropas sirias han vuelto a retroceder algunos kilómetros más al norte de Adloun, ya casi sobre Sarafand.

La ONU, ineficaz

El general Siislavou, coordinador de los cascos azules en Oriente Próximo, acaba de anticipar que antes de que se pueda fijar una fecha para la retirada israelí habrá que «resolver numerosos y complejos problernas». Lo mismo ha dicho el secretario general de la ONU, Kurt Waldheim. Paralelamente, China y la U RSS se niegan a pagar los gastos de los cascos azules. Aquí, la OLP se muestra muy inquieta ante la importante modificación de la resolución del Consejo de Seguridad, de la que se ha suprimido la decisión de que los cascos azules patrullen «el interior de la zona». Las fuerzas internacionales tampoco podrán prohibir la entrada en el área a «personas no autorizadas». Mientras 200.000 familias pierden sus hogares y los hombres mueren en el frente, vale la pena preguntarse en quié consiste realmente esta «intervención» de la ONU y, sobre todo, para que servirá.

El señor Elias Sarkis, presidente del Líbano, ha dado ya, en parte, una respuesta a estas preguntas. «Nosotros -dijo anteanoche- somos los que restableceremos la autoridad del Estado en todo el territorio.»

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