La Diputación despide a treinta y seis educadoras
Las 36 educadoras en régimen de becarias de la Ciudad Escolar Francisco Franco han sido despedidas por la Diputación Provincial de Madrid, entidad de quien depende el centro educativo. El motivo del despido -o rescisión de la beca- se basa en una supuesta actitud de rebeldía por parte de las educadoras respecto a la dirección del centro, según el presidente de la Diputación, que precisó: «Pretenden ser funcionarias de la Diputación, y eso, hoy por hoy, no puede ser.»
El presidente de la Diputación, Enrique Castellanos, recibió ayer como mediadores a los miembros del comité de empresa y les comunicó que la rescisión de las becas la había firmado él, pero que le había sido propuesta por la rectora del centro, Dolores Bermúdez-Cañete, y el presidente del consejo de administración de la ciudad escolar, el diputado Luis Buceta.Este despido pone de relieve la problemática de este tipo de personal educador en la ciudad escolar de la Diputación, que ya ha pasado dos veces ante la Magistratura de Trabajo. En un primer caso, el tribunal se inhibía; sin embargo, en un segundo caso, la sentencia determina que «se trata de un puesto de trabajo emboscado».
Las educadoras becarias cobran unas 14.000 ó 16.000 pesetas mensuales -según los casos- y residen en el centro a cambio de lo cual dedican laboralmente al centro de dieciséis a dieciocho horas diarias con total responsabilidad de las alumnas. «Además, estamos a merced del rectorado en cuanto a cambios de horarios y, ante cualquier tipo de disconformidad, se nos amenaza con el despido», señalan las educadoras.
Recientemente causó baja voluntaria una educadora y se ordenó a otra que cubriera su puesto. Ello suponía doble de trabajo para una tercera educadora, que debería correr con la responsabilidad de toda una clase sobre la que habitualmente trabajan dos educadoras becarias. Ello originó un movimiento de contestación que ha llevado a la Diputación a proceder al despido.
«Reiteradamente se les dijo que no abandonaran su servicio -nos informa el señor Castellanos-, sin que reconsideraran su actitud. No debe olvidarse que la calidad del becario supone una colaboración en las tareas educativas, pero no una relación laboral. Por otra parte, la Diputación tiene medios suficientes para cubrir la asistencia a los niños, que durante estos días han sido abandonados por las becarias.»
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