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Cayetana de Alba y Jesús Aguirre confirmaron su boda

Para acallar los rumores y para confirmar de manera pública que, efectivamente, se casa, la duquesa de Alba y el director general de Música, Jesús Aguirre, ofrecieron ayer una rueda de prensa en el palacio de Liria, residencia de Cayetana de Alba, que lo será del matrimonio en lo sucesivo. «No dejaré la dirección general, de momento, y sospecho que no podré dejar la política», dijo el señor Aguirre, mientras Cayetana afirmaba: «Mis hijos están muy contentos con esta boda, que ha sido muy bien recibida entre mis amigos.»

PEREDACayetana Fritz-James Stuart y Silva, duquesa de Alba, y Jesús Aguirre y Ortiz de Zárate, actualmente director general de la Música, se casarán «en fecha próxima». No han querido concretar el día, ni la hora, ni el lugar, en la rueda de prensa que ofrecieron a los informadores.La suya es una hermosa historia. Cayetana de Alba y Jesús Aguirre se conocieron el otoño pasado, siendo el ya director general, y por cuestiones musicales, en el Ministerio de Cultura. Les presentó el duque de Arión, un amigo común. Y, si no hubo flechazo -«nunca hay flechazo», dirían en la rueda de prensa de ayer, «pero sí podemos decir que estamos muy contentos»-, lo cierto es que empezaron a frecuentarse. Cayetana aparecía a veces en las ruedas de prensa que ofrecía la Dirección General de Música, y algunos medios de difusión detectaron sus encuentros en los palcos del Real. Y, efectivamente, «la música y la literatura nos han unido». «Y el reirnos juntos.» En la música coincidían con la Reina, amiga de los dos, y que, al parecer, ha visto con mucha simpatía esta boda.

Hace aproximadamente dos semanas empezó a hablarse de ello. La duquesa desmintió el rumor, seguramente para acallar la curiosidad de los periodistas. Pero lo cierto es que ya se había decidido y que, cumpliendo un protocolo a que le obligaban sus títulos y la edad de sus hijos, les había reunido oficialmente en consejo de familia para ratificar lo que ya el afecto habría asegurado. «Mis, hijos no sólo no se han mostrado disconformes -diría Cayetana ayer, en Liria-, sino que están muy contentos. Y más, después de conocer a Jesús.»

La que ya ha sido llamada boda del año se puede celebrar inmediatamente, y es posible que ocurra en el palacio de Liria, en la diminuta capilla privada, de estilo neoclásico, aunque de construcción más reciente, bajo la luz cenital de la vidiriera redonda del techo y entre los lienzos que firmó el prevanguardista catalán José María Sert. Apadrinarán la ceremonia el hijo mayor de Cayetana, Carlos, duque de Huéscar, y la madre del señor Aguirre. Han sido cursadas sólo un puñado de invitaciones -ambos afirmaron que querían la ceremonia en la más estricta intimidad- y algunas de ellas han sido dirigidas a altas personalidades del Gobierno y del mundo editorial y cultural. Asistirá la familia real, salvo los propios Reyes, que tienen como norma no asistir a este tipo de ceremonias privadas.

Los duques de Alba residirán, naturalmente, en el palacio de Liria, ese verdadero museo que custodia cuadros y libros fabulosos. A los periodistas nos fue dado subir la llamada «escalera del duque de Alba », donde se cuelgan impresionantes óleos de diversas épocas, pero no ver la colección de pintura donde se repiten los Tiziano, los Goya, los Rembrandt o, simplemente, esos grabados que recorren la gran escuela clásica desde los Durero y otros holandeses a los italianos o los españoles. No hay que olvidar que para los duques de Alba trabajaron desde Juan del Enzina en el prerrenacimiento español, hasta Goya en los albores de la modernidad, y que esta casta de señores guerreros, a los que correspondieron ciertamente distintos capítulos de la historia española, cargan también con la herencia del mecenazgo cultural largamente administrado. Y en este sentido fue la pregunta que pudo hacer EL PAIS en aquella rueda urgente de ayer. Jesús Aguirre, y antes la propia duquesa respondieron: «Tenemos muchos proyectos: conferencias, conciertos, exposiciones. Pensamos llevar adelante, en fin, una amplia actividad cultural. »

Por supuesto, Jesús Aguirre utilizará el título de duque que le corresponde por matrimonio. «Lo llevaré cuando sea necesario, nunca en mi vida profesional, y siempre con respeto y sentido de la historia», dijo. Quizá el impresionante retrato de la emperatriz francesa, que lucía contiguo a la rueda de prensa, facilitó a Jesús Aguirre la broma que reproducirán todos los medios de difusión allí presentes: « No estamos jugando a Napoleón y Josefina. Primero, porque Cayetana no es Josefina ni yo soy Napoleón. Y luego, porque ella es para mí algo mucho más serio y profundo. Explicar las cosas sencillas -diría- es mucho más difícil que hacerlo con las cosas complejas: nosotros nos queremos y nos vamos a casar. Es algo así de simple y normal. »

«Si les hemos llamado a ustedes es, fundamentalmente, para que nos dejen en paz. Para que permitan que nuestra vida privada siga transcurriendo en calma. Para que, después de estas declaraciones, y en el tiempo que quede hasta nuestra boda, podamos disfrutar de la calma que merecemos.»

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