El sistema electoral es desproporcionado
Muy probablemente, la primera reforma que acometa un eventual Gobierno de la oposición en Francia sea la de la sustitución del actual sistema electoral por un modo de escrutinio proporcional a una sola vuelta.El actual sistema mayoritario a dos vueltas crea necesariamente una enorme desproporción entre los votos populares de cada partido y su representación parlamentaria.
Así, por ejemplo, en las últimas elecciones legislativas de 1973, los diferentes partidos de izquierda obtuvieron más del 46 % de votos populares y apenas un tercio de los escaños en la Asamblea nacional, mientras que los partidos de la mayoría, con la mitad de los votos populares, consiguieron dos tercios de escaños parlamentarios.
Ya dentro de la izquierda, y también en las últimas elecciones, el Partido Comunista, con más del 20 % de votos, sólo consiguió 73 diputados, mientras que los socialistas y radicales de izquierda, con el 19% obtuvieron 102.
Esta desproporción se produce sobre todo por el hecho de que las 491 circunscripciones en que está dividido el país no tienen un número igual de electores. Así, por ejemplo, hay cuatro distritos de la región parisiense que cuentan entre 120.000 y 170.000 electores, mientras que hay una decena de circunscripciones que apenas alcanzan los 20.000, de forma que se da el caso de que un diputado de las primeras necesita más de 50.000 votos para salir elegido, mientras que en el caso segundo bastan con unos 10.000, o sea, cinco veces menos votos populares.
La preferente implantación de los partidos de izquierda en zonas de gran concentración urbana y la tradicional influencia de las formaciones conservadoras en las zonas rurales menos pobladas hace que esa desproporción haya jugado últimamente siempre en contra de la izquierda.
El sistema a dos vueltas introduce, por otra parte, factores suplementarios de presión sobre el elector, quien en la primera vuelta decide realmente con libertad, mientras que en la segunda -para la que quedan sólo los candidatos que en la primera hayan obtenido más de 12,5 % de votos- se ve obligado a votar sobre una opción que en la mayoría de los casos se encuentra dramáticamente bipolarizada.
Los partidos de oposición están haciendo campaña por la introducción del principio de proporcionalidad, con distribución de escaños por número de habitantes y listas de candidatos a nivel departamental o regional.
La mayoría gobernante se muestra dividida a este respecto: los gaullistas son intransigentes defensores del sistema mayoritario, que en los últimos años le ha dado ventajosos resultados. En 1973, con sólo un 2% de voto más que los comunistas, los gaullistas consiguieron casi tres veces más de escaños. El sistema mayoritario por circunscripciones permite obtener una mayoría sólida para gobernar, mientras que el sistema proporcional dispersa los votos entre todas las formaciones políticas,
Los giscardianos se muestran, por el contrario, favorables a introducir el sistema proporcional, aunque sólo parcialmente.
Así, el consejero presidencial Michel Poniatowski declaró recientemente que la UDF estaría dispuesta a admitir que un cuarto de los diputados fuesen elegidos por sistema proporcional, mientras que los tres cuartos restantes lo serían según el actual sistema.
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