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Elecciones legislativas francesas

Giscard plantea su estrategia de centro frente a gaullistas y comunistas

Valery Giscard d'Estaing, presidente de la República francesa; Michel Poniatowski, antiguo ministro del Interior, amigo, confidente y estratega del presidente; Jean Jacques Servan-Schreiber, presidente del Partido Radical, diputado e ingeniero del reformismo del señor Giscard; Jean Lecanuet, apóstol del Vaticano II en la Francia del catolicismo laico y republicano, amenazado por la izquierda. Este cuarteto tiene en sus manos la Francia de mañana o, por el contrario, puede ser la Francia del pasado, que, sin apenas haber gustado las mieles del poder, tirará la toalla al día siguiente de las legislativas del próximo día 19.Estos cuatro hombres, el mes pasado, culminaron su estrategia futura con la creación de la Unión por la Democracia Francesa (UDF), sigla que reúne a los tres partidos que representan la tendencia giscardiana de la mayoría gobernante de derechas: el Partido Republicano (PR), dirigido por su secretario general, Jean Pierre Soisson; el Partido Republicano Radical y Radical Socialista, al frente de su presidente, Jean Jacques Servan-Schreiber, y el Centro de los Demócratas Sociales (CDS), de Jean Lecanuet.

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El antigaullismo y el anticomunismo de los cuatro resume los esfuerzos, la doctrina y la estrategia actuales de la UDF: afianzar el poder, hoy en sus manos, tras veinte años de «estado gaullista», come pregona el señor Servan-Schreiber, mermando la potencia del RPR gaullista en la mayoría y devolviendo al «ghetto» a los comunistas con la ayuda de los socialistas, es decir, desgajando del PS una parte de su electorado. La UDF cuenta actualmente con el presidente de la República, con once de los quince ministros del Gabinete Barre y con una parte sustancial de la patronal francesa, que apoyaría la estrategia centrista del señor Giscard d'Estaing. En otro sentido, la UDF no representa más que un 18 o un 19% del electorado francés, según los sondeos de la opinión pública. Tal es el drama de los cuatro: tienen el poder, pero no el pueblo, aunque cuentan con una parte del ejército de cuadros medios y altos, y nadie aseguraría que, tras los comicios históricos, no franquearán un paso más por el camino que se trazó el señor Giscard d'Estaing desde que, en mayo de 1974, accedió a la presidencia de la República.

Tendencias con historia

Los tres partidos de la UDF han recogido la herencia de corrientes con historia en los anales de la política francesa. El PR procede de la Federación Nacional de los Republicanos Independientes, partido fundado por el actual presidente de la República en 1962. Esta plataforma, que le condujo al palacio del Elíseo, procedía de la tendencia liberal de derechas y el señor Giscard la modernizó, al imprimirle el marchamo de «liberal, centrista y europea».Actualmente, el PR afirma contar con 85.000 adherentes, pero muchos sospechan exagerada la cifra; como en los otros dos partidos de la UDF, el militantismo no es sensible. Los radicales dominaron la vida pública francesa durante la Tercera República, e influyeron en la Cuarta, el señor Servan-Schreiber, en 1969, como en los años 50 el que fue presidente del Consejo, Pierre Mendes France, con su manifiesto radical, intentó atraer hacia el reformismo al partido del «corazón en la izquierda y la cartera en la derecha». Sus comienzos fulgurantes tropezaron con su propia personalidad, mezcla de un talento que nadie le niega y de gestos tan imprevisibles como extraños. El partido del señor Lecanuet procede de la democracia cristiana, que ejerció una influencia tras la última guerra mundial.

Los tres partidos lo son de los tres hombres que los dirigen o los inspiran. Todos son europeos, confederales, proamericanos, los tres son partidos de notables y de Parlamento, de igual manera que son hostiles a la bipolarización del país, es decir, rechazan simultáneamente la alianza con los comunistas y con el gaullismo. Su electorado sería difícil centrarlo geográficamente, en el aspecto sociológico, la Francia madura es su cliente favorita y cuentan con una fracción importante de los cuadros de la Francia industrializada. El electorado radical es el más masculino de todos los partidos de Francia, mientras el del CDS, de tendencia cristiana, es el más femenino.

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