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Juego vulgar del Rayo Vallecano en Sevilla

Defraudó el Rayo Vallecano en Sevilla con un juego vulgar y lento, que le dio resultado sólo hasta el descanso. Después el conjunto local actuó con mucha más velocidad y logró un cómodo triunfo con abundantes ocasiones falladas en los últimos minutos. Las ausencias de Guzmán y Landáburu resultaron decisivas para el equipo madrileño.El Rayo presentó un centro del campo de circunstancias, por lo que su línea de ataque se resintió notablemente. Once partidos seguidos llevaba el Rayo marcando goles. En Sevilla se quebró la racha, y justamente porque Gustavo fue durante casi todo el encuentro mero espectador. Sólo tuvo que intervenir en una ocasión con cierto apuro para detener un remate de Astegiano, después de que Sánchez Barrios marcara el primer gol. El Rayo creó además otra ocasión de gol; fue a los seis minutos cuando la defensa desvió un disparo de Alvarito que puso fin a una extraordinaria jugada de González.

Ciertamente el Rayo ofreció un pobre juego. Para llegar a puerta necesitó de multitud de pases siempre horizontales, porque su centro del campo fue lento en exceso. Al faltar Guzmán, capaz de llevar el balón del campo propio al rival en una carrera, y Landáburu que es quien profundiza en las jugadas, sólo quedó como arquitecto nato el lento Fermín en la línea medular, a la que intentó ayudar González en su posición de media punta.

En la primera parte hubo mucha igualdad y aburrimiento. El Sevilla mostró poco acierto con imprecisiones a la hora de adelantar el balón. Rubio, de quien se ocupó sin excesiva fortuna Nieto, intentó hacer jugar a su equipo, pero estuvo mal secundado por sus compañeros de línea. Fue en la segunda parte, al salir al terreno de juego Varela, cuando el Sevilla desbordó plenamente al conjunto madrileño. Rubio tuvo más apoyo en su juego con este jugador que, pese a sustituir a un defensa, actuó en el centro del campo sin marcador que le intentase frenar.

Llegó el primer gol y el Rayo adelantó algo posiciones, lo que le resultó fatal. Ofensivamente siguió necesitando de pases y Fiases para aproximarse al área sevillista y defensivamente salió perjudicado al ofrecer más huecos por donde intentar el contraataque el equipo rival. Así llegó el segundo gol, con mucho campo para el goleador Scotta, y así pudieron llegar varios goles más en los últimos minutos con oportunidades muy claras de marcar para el mismo Scotta, Varela, Rubio y Yiyi.

Decepción, pues, en Sevilla porque existía temor y expectación por la visita del Rayo. El equipo local ganó en correr y en fe, virtudes que han convertido al club madrileño en respetado. Al faltarle éstas, el Rayo no dejó de ser un equipo más, anónimo y conformista con el empate inicial. Cabe la disculpa de las ausencias de Guzmán, enfermo de gripe, y Landáburu, sancionado por el Comité de Competición, pero no dejó de sorprender la alineación de Luna como marcador de Scotta para pasar a Nieto al centro del campo, lo que aumentó ya de por sí la excesiva lentitud del equipo en esa zona. Francisco quedó en el banquillo y Astegiano, si bien estuvo desasistido, apenas hizo algo positivo.

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