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"La prohibición de aparcamiento en el centro tiende a la destrucción del casco antiguo"

Ramón López Lucio, arquitecto, profesor agregado de planeamiento urbanístico en la Escuela Técnica Superior, de Arquitectura de Madrid, ha dirigido un recurso de alzada al Ayuntamiento en el que expone su disconformidad con la política de prohibido aparcar, seguida en las calles del centro de la ciudad, a la que el señor López califica de tendente a «la destrucción del casco viejo, expulsión de su población residencial y sustitución por usos terciarios y residenciales de lujo», dentro de un contexto de actuaciones municipales como el debatido Plan Malasaña.Ramón López vive en la calle Barco, y fue multado por aparcamiento indebido el 13 de octubre del año pasado, aunque, como él mismo expone, el hecho de la multa no es más que uno de los múltiples casos a que da pie esta situación. Su recurso de alzada pretende llamar la atención sobre un problema que considera grave, y no simplemente intentar evitar el pago de la misma.

La calle Barco, así como en sus adyacentes (Corredera Baja, Valverde, Tudescos y Desengaño), están señaladas cada pocos metros con la prohibición de aparcar. Sólo se permite la carga y descarga desde las 14,30 a las 17,30 y desde las 21 a las 11 horas en una de las aceras. El resto de las calles del barrio (Puebla, San Onofre, Muñoz Torrero, Loreto y Chicote, Mesonero Romanos, Nao y Horno de la Mata) se destina teóricamente a usos exclusivamente peatonales salvo servicios de garaje y carga y descarga, estos, últimos a horas parecidas. Como excepción, la calle La Ballesta se reserva a tráfico de taxis, lo que ha dado lugar a ciertas interpretaciones picarescas debido a los numerosos clubs de dicha calle.

El objetivo municipal sería, en opinión del denunciante, mejorar la accesibilidad del vehículo privado a la Gran Vía. El señor Lópe afirma a continuación lo que nos han notificado otros vecinos en diversas ocasiones. En toda esa parte de Madrid es imposible aparcar bien, por la sencilla razón de que el 90 % de las calles tienen el disco de prohibido. El señor López Lucio señala que, en realidad, esta decisión forma parte de una actuación destinada a facilitar el acceso al centro de la ciudad (Gran Vía y Puerta del Sol) a todos los vehículos de Madrid. Mientras que en otras ciudades europeas se cierran los cascos viejos en beneficio exclusivo del transporte público, en Madrid lo que se hace es construir aparcamientos privados que atraen el vehículo privado, con lo que sólo se logra una mayor congestión.

Curiosamente, la actuación de los agentes de tráfico termina hacia las ocho de la noche, en que el volumen de multas desciende muchísimo. En este momento, las calles se convierten en sujetos pasivos de los coches de los que han acudido a los espectáculos públicos, que tal vez no lo harían si tuvieran que utilizar el autobús.

En cuanto a la peatonalización de otras calles, la opinión del señor López Lucio muestra muchas reservas sobre las verdaderas intenciones municipales: «Viendo las declaradas como tales, se aprecia que, en realidad, sólo son trozos de calles que además no forman un circuito comercial, y que apenas si tienen comercio. En cambio, se permite la circulación intensa, con prohibición de aparcar, en calles como Fuencarral u Hortaleza, repletas de comercios, con aceras de apenas un metro, lo que supone un peligro claro para los viandantes. Se permite el tráfico porque son los mejores accesos a la Gran Vía, y de lo que se trata es de permitir ese acceso a los que vienen al centro en busca de diversión o al trabajo».

«Para los habitantes de la zona supone eliminar casi la totalidad del aparcamiento en superficie, en la que viven varios miles de familias de renta media o baja; se disminuye la calidad residencial de la zona, con el incremento de ruidos, humos, tráfico, peligro para los peatones, etc., lo que no hace más que provocar y acelerar la salida de familias, que automáticamente son sustituidas por oficinas. Este hecho, a su vez, no hace sino acentuar los problemas de congestión y el aumento de molestias para los que aún permanecen.»

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