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Devueltas ciertas facultades al Parlamento regional de Escocia

La Cámara de los Comunes británica aprobó ayer, por cuarenta votos de diferencia en su tercera lectura, el texto del proyecto de ley por el que se devuelven ciertas facultades al Parlamento regional de Escocia.La supervivencia del proyecto autonómico se presumía después de que el lunes el comité ejecutivo del Partido Nacionalista escocés decidiera apoyarlo, aun a pesar de la peligrosa enmienda del 40% de votos afirmativos sobre el total del censo que hace imprevisible la suerte del referéndum escocés.

En los últimos días, y tras las sucesivas derrotas de los intentos, gubernamentales para remover las enmiendas al proyecto, Callaghan había presionado a sus parlamentarios rebeldes y hecho cuestión de autoridad su apoyo en la votación de anoche. Además, el primer ministro había recibido garantías previas de al menos once diputados liberales y los nacionalistas galeses.

El proyecto devolucionista debe pasar ahora una segunda lectura en la Cámara de los Lores, a mediados de marzo, y el Gobierno laborista espera que salga de ella aún más recortado. La Cámara alta se dispone a ser minuciosa en el estudio de las casi sesenta cláusulas que el procedimiento de guillotina aplicado al debate ha impedido discutir en los Comunes. El proyecto no volverá a la Cámara baja antes de finales de junio o comienzos de julio.

El Gobierno deberá tomar entonces, si no lo ha hecho antes, la decisión de anteponer o no la celebración del referéndum escocés a la de elecciones generales. La estrecha relación entre ambos sufragios, que viene dada por el definitivo papel que el Gobierno laborista otorga a Esocia en sus planes para permanecer otros cuatro años en el poder, es el motivo de que los estados mayores laborista y nacionalista escocés trabajen a marchas forzadas en la puesta a punto de una estrategia electoral con fechas concretas.

Si algo ha quedado claro a lo largo de los meses que lleva rodando por los Comunes es que el proyecto de ley de devolución a Escocia no gusta a los parlamentarios británicos en su conjunto. Hasta llegar a la precaria supervivencia de anoche, ese texto legal se ha enfrentado a la indiferencia de los más y al apasionamiento de una minoría en favor o en contra. Numerosas cláusulas importantes ni siquiera se han discutido. Todo sugiere la hipótesis de que el Gabinete Callaghan está jugando exclusivamente la carta de su futura posición electoral en Escocia.

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