El problema del ahorro
Prosigue el descenso generalizado de las cotizaciones, esta semana estimulado por unas inoportunas noticias de nacionalizaciones en el sector energético, que se desprendían de un borrador de trabajo de una dividida comisión interministerial. En consecuencia, los dos sectores principalmente afectados, el de Eléctricas y el de Químicas -que incluye a las refineras-, fueron los que encabezaron el repliegue, tónica que no se contuvo hasta el último día. Es lo que faltaba al mercado bursátil para profundizar su caída, y así durante las cuatro sesiones el índice general madrileño ha ido marcando nuevas mínimas del año, hasta cerrar a 93,05 %.Comparando esta cota con el 1.º de enero de 1977, situaría a dicho índice en un 62,6% y ya no digamos si nos retrotraemos más atrás.
En resumen, la Bolsa sigue en estado comatoso y ni los mejores propósitos, por ejemplo los de aggiornamento que tiene el Colegio de Agentes de Cambio y Bolsa, van a dar resultado mientras siga la recesión económica y la Administración no haga nada por dicho mercado. Lo cómodo es declarar, como hace el vicepresidente Fuentes, que la Bolsa debe ser el eje central del sistema financiero, mientras que, como práctica, constante, no considera los efectos que las distintas medidas de política económica y fiscal puedan tener sobre el mercado, al no incentivar la inversión y, por ende, estimular el consumo. Como dice el nuevo boletín mensual de la Bolsa de Madrid, lo que hay que hacer no es suprimir las desgravaciones fiscales, sino atajar el fraude.
Pero quizá sea difícil vencer la «ignorancia despreciativa» que el Gobierno y la oposición tienen por este tema, que nosotros sólo defendemos en favor de tanto y tanto pequeño inversor que ha visto esfumarse unos ahorros duramente ganados.