Harían falta 31.000 millones de pesetas para financiar el Plan de Cercanías de Renfe
Cerca de 31.000 millones de pesetas debería invertir Renfe desde ahora mismo hasta el año 1985 para poder lograr que, en esa fecha, tal como estaba previsto desde 1973, estuviera completado el Plan de Cercanías ferroviario de Madrid. Sin embargo, el estudio que se realiza para la actualización de ese plan del 73 ni siquiera está terminado en su totalidad, por lo que, habida cuenta de que las primeras inversiones deberían haberse realizado en 1977 y no se hizo, es de esperar que tal plazo no se cumpla.
El Plan de Cercanías de Renfe para Madrid fue redactado en el año 1973, concebido como una potenciación del transporte ferroviario, ante el rápido desarrollo que venían experimentando las poblaciones de los alrededores de Madrid y la servidumbre que, con respecto a la capital, tenían, lo que obligaba a realizar frecuentes e incluso diarios viajes a o desde Madrid. La congestión de las carreteras era ya evidente y la previsión para los años siguientes no parecía y arreglar en absoluto el panorama.Sin embargo, ante la demora habida en poner en marcha ese plan, ha necesitado ya de varias actualizaciones. Por ejemplo, el ferrocarril de Móstoles, uno de los que estaban inicialmente previstos en ese Plan de Cercanías de 1973, no llegó a inaugurarse hasta el 28 de octubre de 1976. La primera de esas actualizaciones fue la de la Red Arterial Ferroviaria de 1974, y después, aunque no con el carácter de una actualización del antiguo plan, el PEIT (Plan Especial de Infraestructura del Transporte) realizaba algunas modificaciones en su intento de reservar el suelo suficiente como para que sus posibles actuaciones pudieran desarrollarse de acuerdo con lo previsto.
Pero ahora el plan necesita de una nueva actualización que, sin terminar todavía, no cuenta, por supuesto, con el visto bueno de Renfe ni existe un planteamiento de la fórmula de financiación necesaria para desembolsar esos 31.000 millones de pesetas.
En líneas generales, la actualización del plan prevé la creación de siete grandes líneas que, tomando como centro del eje de Madrid capital, alcanzarían la sierra (Miraflores), Guadalajara, Aranjuez, Toledo, Villaluenga, Villalba-El Escorial-Cercedilla y Navalcarnero. En muchos de estos casos no se trata de crear una nueva infraestructura ferroviaria -como en el caso de la prolongación del ferrocarril de Móstoles hasta Navalcarnero-, sino de un reforzamiento de la estructura actual para que pueda dar cabida a una mayor circulación de trenes.
Una vez terminadas todas las obras previstas en el plan -lo que no ocurrirá antes de 1985, si todo va bien-, 1.300.000 viajeros se convertirán en potenciales usuarios de esas siete líneas férreas de cercanías. Precisamente para potenciar su utilización, el plan prevé que, junto a las estaciones se sitúen unos aparcamientos de vehículos que hagan posible que el viajero llegue hasta ellas en su coche y lo deje allí aparcado para, con menores molestías que en la carretera, se desplace hasta su lugar de trabajo o de descanso.
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