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Los sondeos atribuyen el 51 por 100 de los votos a la izquierda francesa

El discurso del voto bueno, pronunciado por el presidente de la República, Valery Giscard d'Estaing, para invitar a sus conciudadanos a mantener en el poder de la mayoría actual de derechas, no habría influido en las intenciones de voto del electorado, según el primer sondeo realizado por un instituto de opinión, tras la intervención presidencial mencionada. Las querellas persistentes entre los estados mayores de la mayoría y de la oposición tampoco parecen afectar ya a los franceses.

Como lo vienen haciendo regularmente, el diario de izquierdas Le Matin y el semanario de la misma empresa Le Nouvel Observateur son quienes han patrocinado otro sondeo que en vísperas de la primera ronda de las legislativas, multiplica los comentarios y la atención: la mayoría, a pesar del discurso del buen voto presidencial, conseguiría el 45% del electorado -el mismo porcentaje que en el sondeo anterior del mismo instituto, durante la primera quincena de enero- y la oposición, el 51 % -un punto menos que en el sondeo anterior-.Estas cifras representarían diecinueve escaños de mayoría, para los partidos de la oposición actual, en la futura asamblea. A lo largo de la semana última se comentó ampliamente un sondeo secreto del Ministerio del Interior, favorable también a la izquierda, que algunos consideran como el punto de arranque de la tormenta monetaria contra el franco. El resultado de este clima «quinielístico», que predice la derrota de la derecha, preocuparía realmente al presidente de la República y a todas las cabezas del poder actual, que, de todas maneras, aún continúan confiando en «las reservas de conservadurismo que han caracterizado siempre a la sociedad francesa, según argumentan».

Las declaraciones del primer ministro, Raymond Barre, y de otros dirigentes económicos, explicando claramente a los franceses que la caída del franco se debe a las posibilidades de victoria de la izquierda, revelarían las interrogaciones ciertas del Gobierno sobre el resultado del escrutinio de los días 12 y 19 de marzo.

Por otra parte, el desfase parece total entre los electores y las batallas que se libran en el interior de cada una de las coaliciones, de derechas e izquierdas. A su vez, los estados mayores de los partidos políticos, a pesar de la importancia electoral que siempre le concedieron a la Unión, tanto en la mayoría como en la oposición, operan, como si tal estrategia hubiese pasado a la historia. El PCF continúa ametrallando al PS, y viceversa.

De manera definitiva, parece ser, los socialistas no quieren volver a oír hablar de negociaciones con los comunistas antes del final de la segunda ronda, porque entonces, en caso de victoria, saben que contarán con la fuerza superior de su electorado para «domesticar» a sus colegas de la izquierda.

Por el contrario, los comunistas piden negociaciones tras la primera ronda; esta nueva querella hace más incierto el resultado último.

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