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Tribuna:TRIBUNA ELECTORAL
Tribuna
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Una victoria de los trabajadores

Secretario de relaciones con otras fuerzas de UGT Aun cuando todavía el porcentaje de las empresas en que se han celebrado elecciones sea mínimo, existen ya datos suficientes para ir definiendo, de modo provisional, los rasgos más característicos de las elecciones sindicales que se están realizando.Cabría destacar, en primer lugar, la participación masiva de los trabajadores en las votaciones, entre un 80 y un 90%, así como en la convocatoria, en estos momentos son más de 20.000 las empresas en que ya se han convocado elecciones. Con ello el primer objetivo de la UGT, secundado al final por otras centrales obreras, de generalizar la elección de representantes sindicales en las empresas del país, se está consiguiendo plenamente.

Los trabajadores han entendido perfectamente, frente a los intentos del Gobierno y de la patronal por mantener una cierta provisionalidad sindical y por reducir los incidentes de estas elecciones, la enorme importancia que para la conquista de una libertad -sindical plena, para la consolidación del sindicalismo de clase, y para la implantación de un auténtico contrapoder obrero en las empresas, suponen estas elecciones.

Por ello, también, las posturas abstencionistas de algunas centrales sindicales, como la CNT, salvando el pleno respeto que nos merecen, no están encontrando ningún eco significativo entre el movimiento obrero. Contrariamente a lo que una estricta observancia de la libertad sindical exigiría, es decir, que los trabajadores realizásemos estas elecciones sindicales sin injerencias extrañas al mundo obrero, la patronal y el Gobierno están teniendo un protagonismo importante y perturbador en las mismas.

Los empresarios, que durante cuarenta años se han acostumbrado a imponer su autoritarismo, amparados por una legislación antiobrera, y a tener enfrente, o mejor junto, a hombres de paja en vez de auténticos representantes sindicales, ponen los obstáculos que pueden para mantener esa situación e impedir que de las elecciones surjan interlocutores democráticamente elegidos, con los cuales no cabrá la imposición, sino la negociación.

Esta práctica empresarial, todo hay que decirlo, es particularmente acusada en las empresas más pequeñas y con menor tradición de lucha. Pero también se da en empresas grandes. Ahí están, para, demostrarlo, los casos de la banca, de empresas como Telefónica, Michelín, Citroën. El Gobierno por su parte, está mostrando claramente su carácter plenamente derechista a través de su política sindical. El guillotinamiento del proyecto de Acción Sindical de la UGT, el rechazo del Estatuto del Trabajador, la marginación de sectores importantes de la clase obrera (el campo, la administración pública, etcétera), la presentación del proyecto sobre Acción Sindical en las Cortes, en plenas elecciones sindicales, proyecto que constituye un auténtico atentado a la libertad sindical, la falta de una normativa sobre negociación colectiva, el carácter militado y parcial con que el Ministerio de Trabajo, está reflejando los datos electorales, sin permitir el control de los mismos por parte de las centrales sindicales, tiene un claro objetivo: obstaculizar al máximo la organización de los trabajadores, impedir la, consolidación del sindicalismo de clase, y más particularmente, ocultar el triunfo del sindicalismo socialista, de la UGT, en estas elecciones.

El Gobierno sabe que estas elecciones sindicales cambian sustancialmente la relación de fuerzas en el país, y por ello trata de difuminarlas. Un dato que resalta en la observación de los resultados electorales que da el Ministerio, es el alto porcentaje de independientes o no afiliados.

Muchos de ellos pertenecen a las centrales sindicales, aunque el Ministerio no los especifique como tales. Pero más allá de este «error» de los datos ministeriales existe un porcentaje considerable de trabajadores elegidos que no están afiliados. Sería un grave error considerar a estos independientes como integrantes de sindicatos amarillos o como antagónicos con las centrales de clase mayoritarias.

En realidad, la incidencia que están demostrando las centrales amarillas es mínima, por otra parte, muchos de los trabajadores elegidos como independientes se están afiliando a la UGT y a otras centrales sindicales. Ello constituirá la norma en las próximas semanas. No podemos olvidar que el mayor número de esos independientes provienen de empresas pequeñas o de sectores obreros donde todavía incide fuertemente la coacción e intimidación patronal, que coartan la libertad de muchos trabajadores a presentarse bajo listas sindicales. De otra parte, los trabajadores están reafirmando con su voto la polarización del movimiento sindical en torno a dos grandes opciones y concepciones sindicales: UGT y CCOO.

Más allá de la falsa polémica sobre listas individuales o listas cerradas, los trabajadores están votando alternativas sindicales. Incluso aquellas centrales que habían abanderado tácticamente las listas abiertas a la hora de hacer su propaganda y de ofrecer los resultados, muestran claramente el carácter sindical y no individual de estas elecciones, confirmando plenamente las posiciones defendidas desde un primer momento por la UGT.

Es de destacar dentro del equilibrio de resultados, entre UGT y CCOO, el predominio de la primera en sectores tradicionales del movimiento obrero como el metal o el triunfo, también, del sindicato socialista en aquellas empresas que han sido las fortalezas obreras de la lucha contra el fascismo, como Bandas, Orbegozo, Hunosa, Altos Hornos, La Naval, etcétera, lo cual pone en entredicho la propaganda de alguna central que pretendió capitalizar la lucha obrera durante el franquismo. En definitiva, estas elecciones están constituyendo un triunfo de los trabajadores; para liquidar los restos del verticalismo e imponer verdaderos representantes en todas las empresas; para construir grandes centrales sindicales, que son las que pueden garantizar la eficacia, la continuidad, la, experiencia y la democracia de la acción obrera; para sentar las bases de un sindicalismo de clase y de masas, coherente y responsable, superando las limitaciones espontaneístas y primarias, de la etapa clandestina.

Por ello la UGT, que ha defendido estos objetivos con coherencia, ve con pleno optimisimo el resultado de estas elecciones sindicales.

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