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Tribuna
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Sindicatos potentes, garantía para los trabajadores

Representante de Madrid en el comité federal de la UGTEn el manifiesto electoral editado por la UGT para estas elecciones sindicales, se afirma que: «cuando elijamos a nuestros representantes en la empresa, habremos puesto las bases de una nueva etapa en el movimiento obrero; los trabajadores vamos a decidir libremente qué tipo de sindicalismo queremos. La solución de los problemas que afectan a los trabajadores españoles dependerá, en gran parte, del acierto que tengamos en la elección de nuestros representantes».

A lo largo de los últimos meses, se ha asistido a un serio intento de difuminar la importancia de este proceso electoral. Las continuas afirmaciones de la UGT de que la consolidación del proceso democrático pasa por la consolidación del sindicalismo libre y responsable no se han tenido en cuenta ni por el Gobierno, que se decidió por una normativa que va a hacer muy difícil el conocer la correlación de fuerzas sindicales, ni por CCOO, que al fallar sus previsiones de hacerse cargo de la Organización Sindical, tal y como la tenía estructurada el vertical, prefería un período más dilatado de afianzamiento sindical para borrar, si ello fuera posible, la mala imagen que el PCE tiene ante el electorado y que obviamente se extiende a CCOO en el campo sindical. Los esfuerzos por crear confusionismo con datos preelectorales no homologados y por apoyar centrales sindicales que pudieran restarle votos a la UGT son prueba, también, de que estas elecciones no serán lo limpias que la UGT desearía.

Volviendo al principio, al sindicato que los trabajadores españoles necesitan, se ve muy claro que la UGT es una central sindical molesta para el capitalismo español, al mismo tiempo que para el sindicalismo comunista.

Las relaciones industriales a nivel de todo el Estado son actualmente determinantes. El marco de la empresa, cuando más el del centro, de trabajo, ha quedado ampliamente superado. El empresario cuenta en la actualidad con una legislación que le da cobertura suficiente para negarse a gran parte de las reivindicaciones de los trabajadores.

Solamente una acción concertada a nivel de bases, de presión sobre el Gobierno y de acción parlamentaria puede conseguir cambios en la legislación fiscal y laboral favorables a los trabajadores. Está claro que una acción de este tipo sólo puede desarrollarla en la actualidad la UGT.

Sí sobrepasamos el marco del

Estado y vemos la panorámica internacional, la importancia de la UGT cobra aún más fuerza.

Las empresas multinacionales plantean actualmente una problemática muy definida. En la mente de todos está la lucha que mantuvieron los trabajadores portugueses de la Timex contra la patronal, y cómo tuvieron que claudicar finalmente al conseguir la empresa trasladar la producción a sus filiales en otros países y declarar el lock-out.

Solamente una organización de trabajadores a nivel internacional podrá enfrentarse en el futuro con empresas multinacionales. La CES (Confederación Europea de Sindicatos), en la que UGT participa activamente, se ocupa básicamente de defender los derechos de los trabajadores dependientes de empresas multinacionales o que se encuentran en la emigración. Las tres federaciones principales de la CES: metal, automóvil y química se están organizando para dar batalla, a nivel internacional, a las más poderosas multinacionales. La CES afrontará próximamente la responsabilidad de negociar macro-convenios colectivos con la casa matriz de las multinacionales y de llevar a cabo acciones corcertadas a nivel mundial en lo que se anticipa como actividad sindical propia del año 2.000.

De las organizaciones sindicales internacionales depende también el que se respeten los derechos de los trabajadores españoles fuera de nuestras fronteras. Los compañeros trabajadores del transporte por carretera, de la Aviación Civil o de la Marina Mercante saben muy bien lo que significa contar con apoyo legal de sindicatos hermanos cuando te encuentras en apuros en Francia, Alemania o Dinamarca,

Algo sabido a nivel de Gobierno y también silenciado es que las centrales sindicales democráticas europeas van a ejercer una fuerte presión, por iniciativa de la UGT, para que las negociaciones a desarrollar para el ingreso de España en el Mercado Común lo sean en base a los intereses de los trabajadores españoles y del resto de los países miembros, y no de los intereses empresariales, del gran capital o de las multinacionales. En este sentido, el ingreso de España en la CEE se englobaría en los intereses de construir una Europa de los trabajadores según los esquemas de la CIOSL (Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres), de la que es cofundadora la UGT y que engloba a 60.000.000 de trabajadores, y de la CES.

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