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La nueva nave espacial soviética se acopla con las anteriores

Dos astronautas soviéticos a bordo de la nave espacial Soyuz 27, lanzada el martes, han logrado acoplarse con la estación espacial Salyut-6 en la que ya llevaban un mes trabajando otros dos astronautas. Es la primera vez en la historia de la cosmonáutica que se produce un triple acoplamiento: el de la estación espacial y el de dos naves portadoras cada una de ellas de sendas tripulaciones de dos hombres. Cuatro personas trabajan, por tanto, en estos instantes en la estación orbital, mientras las naves adosadas podrían volver a la Tierra en cualquier momento. La agencia soviética de información Tass anunció que «por vez primera en la cosmonáutica se ha logrado colocar en órbita un equipo de búsqueda científica que conste de una estación y dos naves espaciales». La complicada operación orbital se completó a las 15.06, hora española.

Los dos cosmonautas que se han incorporado al trabajo en la estación son Oleg Makarov, 45 años, científico, ingeniero y veterano cosmonauta que ha vivido difíciles experiencias como lo fue un precipitado regreso del vuelo Soyuz-18 que al presentar graves problemas tuvo que descender en una zona montañosa y nevada de Siberia. El otro astronauta que se ha incorporado a esta segunda parte de la experiencia es Janibekov, que pertenece al equipo espacial soviético desde el año 1970 y que participó en la experiencia espacial conjunta soviético-norteamericana en la que se acoplaron una cápsula Soyuz y una nave Apolo.

La estación espacial Salyut, a la que acaban de llegar los dos astronautas y en la que estaban trabajando los otros dos, es un laboratorio espacial donde se pueden llevar a cabo trabajos de investigación que permiten una vida cotidiana relativamente más cómoda que las posibilidades que se ofrecen en las naves portadoras, más pequeñas y destinadas al traslado a una instalación estable.

Cuando no tiene ninguna nave acoplada, la Salyut parece un conjunto de vasos acoplados, uno tras otro, ofreciendo la imagen de una gran copa unida a otra más pequeña, que contiene en su interior las diversas dependencias en las que puede darse una permanencia prolongada. A sus costados la estación espacial lleva acoplados cuatro paneles que transforman la energía solar en energía eléctrica utilizada en las diversas necesidades de la existencia a bordo.

En cada uno de los dos extremos hay una boca de entrada y una serie de dispositivos que permiten el acoplamiento con una nave Soyuz, desde la que los cosmonautas pueden desplazarse al interior de la Salyut. Esta, cuando tiene dos naves Soyuz acopladas, una en cada extremo, corno acaba de suceder, tiene una longitud total de veinticinco metros y un peso, en el caso de que la fuerza de la gravedad actuase libremente sobre el sistema, de 31 toneladas. Sucede, sin embargo, que esa masa, objeto del referido peso, si estuviese en reposo, se halla a tal velocidad en tomo al planeta que la fuerza centrífuga -dirigida hacia el exterior- propia de todos los movimientos curvos, compensa exactamente con su peso ofreciendo el resultado de ingravidez, es decir, de ausencia de fuerza hacia el planeta, quedando sometidas las personas y objeto! de a bordo a una situación de flotación.

Antes de su acoplamiento, la Soyuz-27, con los dos astronautas, entró en una órbita independiente de un período de rotación de 89,9 minutos, con 257 kilómetros de perigeo y 302 de apogeo. Posteriormente, mediante impulsos de los cohetes de a bordo fue modificando su órbita hasta ser absolutamente coincidente con la de la estación espacial y el anterior soyuz, Soyuz-26, acoplados. Una vez próximo a ese sistema se produce el acoplamiento.

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