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Se extiende la huelga de hambre en Bolivia

Unas cuatrocientas personas se encuentran actualmente en huelga de hambre en Bolivia en protesta por la limitación de la amnistía concedida, el pasado mes de diciembre, no aplicable a más de trescientos exiliados políticos, entre los cuales algunos destacados dirigentes de Gobiernos anteriores.

Calificando la amnistía como «rídícula», un grupo de esposas de dirigentes políticos no alcanzados por las medidas del Gobierno militar se encerraron a partir del 28 de diciembre en la sede del Arzobispado de La Paz, donde se declararon en huelga de hambre.

Inmediatamente, el movimiento de solidaridad con los exiliados políticos excluidos de la amnistía se fue propagando por todo el país. Al mismo se sumaron sacerdotes, universitarios y miembros de la Asamblea Permanente de los Derechos Humanos.

Los participantes en la huelga de hambre consideran que las elecciones anunciadas por el régimen militar del general Banzer para el mes de julio de este año no tienen ningún sentido si en ellas no pueden participar los dirigentes de algunos de los partidos democráticos más importantes del país.

Entre ellos se encuentra, en lugar destacado, el ex presidente Hernán Siles Suazo, dirigente del Movimiento Nacionalista Revolucionario de Izquierda, uno de los casi cuatrocientos exiliados bolivianos a los que se ha negado la posibilidad de regresar a su país para participar en las elecciones.

La ausencia de toda la izquierda y del centro en los comicios convocados por el régimen militar restaría cualquier credibilidad a la consulta, que pasaría entonces por ser únicamente un intento de continuismo de los militares actualmente en el poder.

Dificultades con las fuerzas armadas

Pero la oposición de los partidos democráticos bolivianos no constituye la única gran dificultad de Banzer, quien se ve sometido, igualmente, a la presión de un buen número de generales, coroneles y oficiales intermedios disconformes con las supuestas intenciones democratizadoras del presidente.La posible reacción de este importante grupo «constitucionalista» de las fuerzas armadas movió al presidente Banzer, el pasado 2 de diciembre, a no presentar su candidatura a las elecciones, decisión que provocó ciertas esperanzas en medios de la oposición.

Días después, sin embargo, Banzer se auto-proclamaba comandante en jefe de las tres ramas de las fuerzas armadas y designaba como candidato a las elecciones a su «hombre de paja», el general Juan Pereda, ministro del Interior y responsable directo de la represión ejercida contra los grupos políticos cuya participación electoral se pretendía. El general Pereda, del Ejército del Aire, es también muy mal visto por sus propios compañeros de arma.

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