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Alemania del Este clausura la oficina de "Der Spiegel" en Berlín

El Gobierno de la República Democrática Alemana (RDA) ha clausurado el despacho del semanario Der Spiegel en Berlín Este, tras publicar el semanario hamburgués un manifiesto de un supuesto grupo de disidentes socialistas.

La aparición de la segunda parte de este «manifiesto», cuyo texto completo ha publicado en dos números consecutivos Der Spiegel, no ha suscitado en Occidente el entusiasmo que quizá esperaban sus redactores. Los comunistas de la República Federal de Alemania ven en el «manifiesto» la mano del servicio secreto de Bonn -opinión que comparte el Gobierno de Berlín- y los socialdemócratas de Bonn, que consideran a Erich Honecker, jefe del PSU (Partido Socialista Unificado) de Alemania oriental, un interlocutor flexible, prefieren pensar que este documento anónimo puede tener su origen en la derecha germana, no lejos de Strauss o Dregger. El ministro de Relaciones Interalemanas, Egon Franke, dice no creer en que la oposición que, según el manifiesto, comienza a aflorar, en la RDA, pueda considerarse una oposición organizada. El presidente de la comisión parlamentaria encargada de los problemas entre las dos Alemanias, Mattick, se basa en el anonimato del documento para considerarlo poco menos que inoperante y carente de interés.En este manifiesto sus autores denuncian el régimen de privilegio que caracteriza a los dirigentes del PSU de Alemania oriental. «Dos docenas de familias tienen a nuestro país como si fuese un autoservicio», se señala en el texto. «Sus defectos característicos son la corrupción, el abuso de los cargos, el nepotismo.» «Esta clase en el poder daña más la imagen del socialismo en Alemania y en Europa que la propaganda enemiga. » El documento extrae una consecuencia que ha complacido particularmente a los sectores ultraconservadores de la RFA: «Ningún ciudadano de la RDA debe considerarse obligado a cumplir las leyes cuando los dirigentes del país no las cumplen: la protesta es el primer deber de todo ciudadano. »

Sincretismo sospechoso

Aparte de la justeza de estas denuncias contra los burócratas de Berlín, no deja de sorprender la insistencia de sus autores en mantener el anonimato, a diferencia de los núcleos disidentes de otros países del área. El manifiesto germano-oriental, suscrito por una autodenominada Liga de Comunistas Democráticos de Alemania, hizo llegar a finales de 1976 otro manifiesto similar a las redacciones de diecisiete publicaciones alemanas occidentales sin éxito editorial alguno. Esta vez la oferta se ha limitado a Der Spiegel. Desde entonces la omnipresente policía de la RDA parece haber sido impotente en la operación de detección de este misterioso grupo que, según el diario del PSU de Berlín oriental, ha elaborado su manifiesto «tomando una porción de Rosa Luxemburgo y de Rudolf Baliro (disidente, autor del libro La alternativa), una pizca de Marx y de Lenin, de Ackermanns (autor de La vía alemana al socialismo) y de Tito, un añadido de Ulbricht y un poco de salsa eurocomunista y maoista». Precisamente este sincretismo mal repartido es el motivo de la sospecha que domina ahora a la RFA, tras conocerse la segunda parte de estos «papeles secretos»: hasta ahora sólo la democracia cristiana ha insistido rotundamente en considerar auténtico el documento.

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