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Una anciana, asesinada por asfixia en el pueblo de Vallecas

Durante la mañana del pasado domingo fue encontrado el cuerpo sin vida de Ana Mejías Lozano, de 75 años, al parecer, víctima de un crimen cometido en su propio domicilio, en la calle Altos de Seceruela, 5, en el pueblo de Vallecas. La anciana presentaba signos de haber sido asfixiada por una persona que, en unión de otras, penetró durante las últimas horas de Nochevieja en la citada vivienda, al parecer para robar.Según informaron a EL PAÍS algunos vecinos, Ana la carbonera, nombre con el que era conocida en el pueblo de Vallecas, en donde se encuentra situada la citada calle y en donde vivía desde hacía muchos años, tenía mucho dinero. «La conocíamos todos y la teníamos por millonaria.» El mote de Ana la carbonera se debe a que durante mucho tiempo ella y su marido, muerto hace unos años, eran propietarios de una carbonería en el barrio.

También era propietaria de varios solares, situados en la zona, en donde había construido varias casas, que alquilaba, y de cuyos beneficios vivía.

Una de estas casas era la que habitaba en compañía de una nieta, de doce años, que, según parece, vivía con la anciana desde su nacimiento. La noche de la muerte la niña dejó sola a su abuela para pasar la Nochevieja en casa de sus padres, que viven en el barrio Milano.

Sobre las once y diez de la noche varias personas, cuyo número no ha sido establecido hasta el momento, penetraron en la vivienda a través de la puerta de la cocina, que da a la terraza de la casa, de dos plantas de altura.

La proximidad de unas casas altas, recién construidas, permitieron, según parece, el acceso de los ladrones, que debieron pensar que la casa estaba vacía, ya que a esas horas estaban apagadas las luces de todas las habitaciones.

Según parece, la anciana se encontraba en ese momento en su dormitorio, en donde penetraron la o las personas que la asfixiaron tras golpearla, ya que presentaba varios hematomas y una posible fractura de cadera.

Posteriormente, los autores del crimen registraron toda la casa, que apareció al día siguiente revuelta, con todos los cajones de las mesas y armarios abiertos. Aunque se desconoce si los ladrones se apoderaron de algún objeto de valor, los vecinos que la conocían aseguran que poco pudieron encontrar sus asesinos, ya que «en la casa no había casi nada, quizá unas sortijas que tenía, pero nada más. Ella vestía bastante pobremente y no demostraba en absoluto que tuviera dinero ni fincas ni pisos. Incluso las medias se las hacía ella misma con restos de algodón».

Aunque esta afirmación sobre los objetos o dinero robados no ha podido ser confirmada, se sabe que la fallecida tenía una cuenta en una sucursal bancaria cercana a su vivienda, de donde salía el sueldo de varios albañiles que tenía contratados y que ella misma dirigía en la construcción de una casa de varios pisos de su propiedad.

Fueron los mismos familiares de la anciana los que, tras entrar en la vivienda a la mañana siguiente, encontraron el cuerpo sin vida. Avisado el juez de guardia ordenó el levantamiento del cadáver y su traslado al Instituto Anatómico Forense para su autopsia.

Durante todo el domingo y la mañana de ayer diversos funcionarios del grupo policial encargados del caso revisaron la casa, procediendo a llevarse varias tejas en las que se apreciaban pisadas, así como a comprobar la cuantía de lo sustraído por los asesinos de la anciana.

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