"Hay que averiguar si Madrid necesita un «crecimiento cero» y un gobierno metropolitano"
¿Va a ser necesario establecer para Madrid el crecimiento cero en un plazo próximo? Una vez transcurridas las elecciones municipales, ¿se arbitrará para Madrid la fórmula del Gobierno metropolitano?El actual organismo denominado Comisión de Planeamiento y Coordinación del Area Metropolitana de Madrid (Coplaco) entiende que el Gobierno y las fuerzas políticas y sociales deben plantearse la primera pregunta como una cuestión de capital importancia para planificar el futuro desarrollo de Madrid y su área de influencia, al menos provincial. En cuanto a la segunda, el actual equipo director de Coplaco considera que, probablemente, la mejor forma de regir Madrid y su provincia sería esa del gobierno metropolitano.
El futuro político-administrativo que resulte, de efectuar el paso democrático de las próximas elecciones municipales supone todavía una incógnita que, en su día, quedará despejada por la legislación nacida de un entramado democrático más perfeccionado que el actual. En el paréntesis que media desde este instante hasta entonces Coplaco tiene una doble obligación: establecer las medidas de actuación para este tiempo provisional y reformar el planeamiento actual con vistas al futuro.
«Hemos querido hacerlo de un modo democrático, aunque resulte más laborioso y complicado, pero entendemos que es la única manera de evitar el anárquico y especulativo desarrollo del área madrileña y sus zonas de influencia», explica previamente el delegado del Gobierno en Coplaco, Elías Cruz.
Un informe para la participación pública
Coplaco ha elaborado un informe que, en estos días, recibirá luz verde para ser remitido a los parlamentarios a fin de que lo conozcan y aporten ideas sobre el mismo. «La tarea debe ser común», señala Elías Cruz.Hace tres meses, en la rueda de prensa siguiente al último pleno de Coplaco, en el mes de septiembre, los directivos de este organismo dijeron que «el planeamiento de la región se someterá a la opinión pública». Según se informó entonces a la prensa, era necesario revisar el Reglamento del Area Metropolitana como consecuencia de la última reorganización ministerial, y también estaba pendiente la revisión del. Plan General de Madrid. Coplaco había decidido informar al Gobierno de que tales tareas no podían ser acometidas de forma inmediata, sino que exigían dar un plazo, a la espera, precisamente, de crear una estructura democrática adecuada.
La tesis de Coplaco, que sigue manteniendo, se resumía en que «la forma tradicional del planeamiento tecnocrático ya no es viable, pues se hacían planes teóricos sin apoyatura política y se sacaban los temas a información pública cuando ya estaban zanjados desde tiempo antes». El señor Terán, que había esbozado dicha tesis, la precisó así: «La nueva idea debe plantearse el urbanismo a escala regional o, incluso, nacional. Para ello deben participar todas las fuerzas sociales. La situación actual carece aún de suficiente democratización como para ejecutar este asunto. Como medidas preparatorias y a corto plazo, se pretende someter a la opinión pública un informe de política territorial en el que se viertan los conocimientos que se tienen sobre la región; otro parecido, sobre cómo debe ser el Gobierno de ese territorio, pues si Coplaco fue una innovación en 1963, hoy está desfasada, y un informe sobre equipamientos, transportes, etcétera.»
Después de estos tres meses, el informe de Coplaco está listo. A partir de ahora deberá entrar en juego la participación pública.
Para hablar de estos planes futuros nos recibió el delegado del Gobierno en Coplaco, acompañado del gerente del Area Metropolitana, Luis de la Vega, y del director de Promoción de Suelo, Carlos Conde-Duque.
Había una cuestión previa. ¿Debía seguir el Area Metropolitana, debía seguir Coplaco?
La respuesta se enraiza en la historia. Y, al mismo tiempo, coincide con la primera parte del informe antes aludido.
«El Area debe seguir. Con este nombre o con otro. La idea básica ,de la Comisión de Planeamiento y Coordinación del Area Metropolitana de Madrid es buena. El hecho de que las circunstancias históricas que la han enmarcado no le hayan permitido ser ese elemento objetivo que constituye su esencia, no quiere decir que, en un sistema democrático, no pudiera serlo. Y ello es absolutamente necesario. La planificación del urbanismo y del desarrollo urbano se contempla mucho mejor con una óptica global y alejada de los intereses inmediatos.»
Carlos Conde-Duque matiza: «Cuando en 1963, se establece el Plan General dé Madrid y se crea Coplaco, es un momento en que se ha comprendido que el problema del urbanismo requiere un estudio especial y un control también especial. El problema radica en que el sistema no democrático y centralista no resulta el más adecuado para dicho cometido. Luego, en 1971, coincidiendo con la política de desarrollo regional, y sin haberse producido ninguna revisión de aquel Plan General vigente, se ordena trazar un Plan Director.
Pero, cuatro años después, tras la muerte de Franco, con Arias Navarro como presidente del Gobierno, hombre que ha sido largos años alcalde de Madrid, se trata de paralizar la política del Plan Director y, en vez de tratar de descongestionar Madrid, se pretende volver a intensificar su crecimiento: es cuando se da la orden de revisar el Plan General.»
De aquí que el delegado del Gobierno, Elías Cruz, reiterase, una vez más, el por qué el nuevo equipo de Coplaco insistiera en la necesidad de no precipitarse a la hora de abordar el futuro planeamiento. «Hay que estudiar en profundidad cuál es la situación actual, analizarla desde puntos de vista sociales, políticos, económicos, culturales, demográficos, etcétera. Pero nosotros sólo queremos sentar unas bases, presentar unos informes y que la sociedad participe. Hay que preguntarse si sería necesario para Madrid un crecimiento cero. Hay que saberlo. Hay que ver cuáles son realmente las áreas geográficas donde incide el actual Madrid, ver como pueden corregirse las anomalías, ver la manera de compensar unas zonas con otras. Nosotros entendemos que este plan no debe trazarlo e imponerlo ningún grupo de señores, sino realizar una serie de exposiciones de datos para una elaboración posterior con las aportaciones de todas las fuerzas sociales.»
Dentro de estas cuestiones de estudio, resulta igualmente importante determinar la forma de gobierno del territorio, que «podría ser un gobierno metropolitano cuya misión radicará en deslindar servicios. Dentro de este gobierno metropolitano existiría un organismo como el Area Metropolitana, cuya misión fuera la de coordinar y asignar recursos. En este organismo podría tener cabida una representación de alcaldes, pero, con un sistema democrático en general, quizá ya no sería necesario».
La segunda parte del citado informe trata de la problemática actual con que se enfrenta el Area. Dentro de esa situación se destacan como problemas principales: el exceso de densidades y el exceso de volúmenes, la falta de equipamientos y los inconvenientes de una historia administrativa no muy puritana.
La tercera parte pone de relieve los puntos sobre los que ha de trabajarse para el planeamiento futuro: realizar un Plan Territorial, revisar el Plan General del Area y revisar los Planes Generales o las Normas Subsidiarias de cada municipio.
Para el paréntesis hasta el momento en que la anterior actuación entrara en vigor, se pretenden unas medidas que, en síntesis, tratarían de lo siguiente: dar salida adecuada a los Planes y Normas Complementarias y Subsidiarias ya hechos; sobre suelo ya calificado, redactar planes parciales con ayuda a las corporaciones locales y creación de juntas de compensación; condicionar la política del suelo a las nuevas tendencias de política económica y fiscal; para incrementar el suelo destinado a viviendas sociales, establecer nuevas zonas en base a las directrices que marquen los puntos conocidos del planeamiento futuro a medida que se vayan determinando; buscar suelo que palie la falta de equipamientos, y aplicar unas medidas coordinadas entre la Administración Central y la Local en sus inversiones
La filosofía que mueve el informe en general, según Elías Cruz, se basa «en la creencia de que en España no estamos por el lujo de derribar edificios por doquier, sino que hay que conservar y utilizar todos aquellos que no ofrezcan un estado ruinoso; potenciar al máximo el tipo de vivienda unifamiliar; dotar de equipamiento a las ciudades dormitorio, dispersar los grandes centros comerciales para descongestionar el centro urbano y entender la ciudad como un ente armónico.
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