Brown Boveri Española intenta neutralizar la representatividad de los técnicos

La dirección de la empresa multinacional Brown Boveri Española ha decidido aplazar su decisión sobre si aceptará o no el fallo de la Magistratura de Trabajo con respecto al despido del ingeniero Joaquín Boix. La empresa no se pronunciará hasta el próximo 3 de enero, fecha en que tendrá lugar una nueva sesión de la negociación del convenio colectivo.

El ingeniero Joaquín Boix era el jefe del departamento de informática de la empresa y fue despedido a principios de diciembre bajo la acusación de haber llevado a cabo dos desplazamientos sin permiso de sus superiores.En fuentes laborales se interpreta este despido como un intento de la empresa de neutralizar la acción sindical del ingeniero. Así lo denunciaba CCOO en un comunicado hecho público por esta central, como un caso típico destinado a «impedir la participación directa de los técnicos en las deliberaciones y negociaciones colectivas cuando éstos apoyan resueltamente los intereses de los trabajadores y no los de la empresa».

Joaquín Boix es miembro de CCOO y había sido elegido por los trabajadores de la factoría de Brown Boveri Española de Sabadell para negociar el convenio. Había participado activamente en estas negociaciones y poco antes de su despido se opuso fuertemente al traslado a Madrid de parte de las instalaciones de la empresa ubicada en Barcelona.

El juicio por despido improcedente ha sido señalado para el próximo 20 de enero por la Magistratura de Trabajo de Barcelona. Joaquín Boix es muy conocido en los medios políticos barceloneses. En la década de los sesenta participó activamente en el movimiento estudiantil antifranquista, principalmente como delegado en el Sindicato Democrático de Estudiantes de la Universidad de Barcelona (SEUDB). Su detención en 1966, y el trató que recibió mientras estuvo detenido en la Jefatura Superior de Policía de Barcelona, provocaron una manifestación de varios centenares de sacerdotes que tuvo un amplio eco internacional.