Las iglesias alemanas, contra la sindicación de sus empleados
Incluso la prensa conservadora alemana ha enjuiciado negativamente a la Iglesia de este país, integrada fundamentalmente por las confesiones católica y evangélica, en lo relativo a la sindicación de los trabajadores. El Tribunal Federal de Trabajo de Kassel ha dictaminado en favor de la Iglesia y en contra de una demanda del sindicato de Servicios Públicos, Transporte y Comunicaciones, que reclamaba la posibilidad de sindicación de los empleados de las instituciones eclesiásticas.Esta decisión del tribunal, que se basa en el artículo 118'de la ley Constitutiva de Empresas, significa - por otra parte- crear un clima de confrontación dentro de hospitales y asilos regidos por la Iglesia alemana. A pesar de la resistencia de la jerarquía, los trabajadores de sus instalaciones han ido integrándose poco a poco en los sindicatos y constituyen un núcleo, incluso más combativo que sus compañeros de las empresas «laicas».
La actitud eclesiástica, refractaria a los «consejos de empresa», se fundamenta en la Constitución de la República de Weimar, que reconocía la independencia de los estamentos eclesiásticos a efectos empresariales. Sin embargo, los trabajadores de sus organismos insisten en que la percepción por los eclesiásticos de un elevado «impuesto para la Iglesia» (unos 112.000 millones de pesetas el año pasado) y su excelente trayectoria patronal a efectos de beneficios, debería significar el considerar a los obispados como auténticos empresarios, con todas las obligaciones que esto conlleva en la vida social.
Dueños de la tierra
Las dos confesiones principales en la RFA cuentan con catorce sociedades anónimas, un capital de 74.583 millones de marcos, además de bienes inmobiliarios y más de 63.000 casas. Aparte de esto, y sólo la Iglesia evangélica alemana, es propietaria de 142.000 hectáreas de terreno, que representan un 0,6 % de todo el territorio nacional. Las dos Iglesias principales poseen el 4 % de la superficie total de la RFA, índice muy superior al 1,4 % que les correspondía en 1937. Comparando el grado de propiedad de la Iglesia respecto de los otros titulares de la tierra, su capacidad de adquisición es superior incluso a la de los grandes terratenientes y a la del Estado. Mientras que las adquisiciones privadas de terrenos han disminuido entre ambas fechas -1937 y 1973- en el sector de los pequeños hacendados (de 74,6 % en 1937 a 64,7 % en 1973). Esta situación contribuye a estimular la resistencia de los sectores cristianos militantes, que acusan a su Iglesia de «antievangélica», y, por otra parte, de los trabajadores no creyentes, que incitan a la sociedad alemana a negarse a satisfacer los impuestos eclesiásticos obligatorios, base principal del enriquecimiento de las jerarquías católica y evangélica alemanas.
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