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Las huelgas francesas provocan un nuevo choque entre la derecha y la izquierda

El presidente de la República francesa, Valery discard d'Estaing, interviene directamente, en los conflictos sociales que se desarrollan en los sectores públicos de la electricidad y el tráfico ferroviario. El Gobierno y la patronal, por un lado, y las centrales sindica les por otro, movilizando a la opinión tres meses antes de los comicios legislativos de marzo de 1978, confrontan políticamente a la derecha y a la izquierda. Contrariamente a lo que había previsto la mayor parte de los observadores, la huelga general del pasado primero de diciembre no fue el punto final antes de las legislativas de marzo próximo. Desde, anteayer, y hasta mañana lunes por la mañana, el 60 % de los trenes franceses estará parado, incluidos los que aseguran el tráfico hacia España; la combatividad obrera ha superado todos los obstáculos.

Por otra parte, los dos sindicatos de izquierdas, CGT, de tendencia comunista, y CFDT, socialista autogestionario, decidieron la continuación de los cortes de electricidad el lunes, miércoles y viernes de la semana entrante.

Esta última iniciativa es, la que ayer conmovió a la presidencia de la República: el señor Giscard d'Estaing ordenó el retorno inmediato a París del ministro de Industria, señor Monory, que se encontraba en Marruecos, y el del presidente del Servicio Público de la Electricidad (EDF), señor De Louvner, de viaje en Guatemala.

La guerra pública de las autoridades y el Gobierno contra las dos centrales sindicales ya referidas se encrespa día a día. Los primeros, a través de todos los medios de información del Estado (radio y televisión), puestos a su disposición, subrayan ante los franceses que los sindicatos pretenden «sabotear la economía francesa»

En los medios sindicales se dijo que la semana pasada fue el primer ministro, Raymond Barre, quien alarmó a la opinión reuniendo un «consejo de guerra» con los ministros interesados contra el movimiento reivindicativo. Varios observadores, a la vista de la movilización combativa de los obreros, estiman que los movimientos que se están desarrollando en estos momentos en Francia (para conseguir una negociación económica) probarían que, a pesar de la crisis de la Unión de la Izquierda, la clase obrera no se desalienta, y esto corroboraría los sondeos de la opinión pública que aún continúan augurando la victoria de la oposición en las legislativas.

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