El centro sociológico
Diputado de la UCD por Granada. Asesor presidencialPropugné en un anterior artículo (véase EL PAIS 30-11-77) la conveniencia nacional de que Unión de Centro Democrático se configurara sin dilaciones como un gran partido político, aglutinador de los comporientes1deológicos básicos de socialdemócratas, liberales y democristianos, en respuesta a ese gran contingente de electores que otorgó su voto y su confianza a una opción moderada, equidistante de los extremismos de uno y otro signo.
Pues bien; a tenor de los últimos sucesos ocurridos en España -contestación del pacto de la ,Moncloa por partidos que lo habían suscrito, violencia en el País Vasco y en Navarra, radicalización de posturas en Cataluña, replanteamiento de viejas querellas en el borrador constitucional, y malestar, en suma, en las instituciones fundamentales de la nación- considero no sólo conveniente sino necesario que UCD se transforme de una vez en un partido unido, estructurado democráticamente, capaz por supuesto de albergar en su seno tendencias siempre y cuando las mismas no contravengan la sustancia del ideario fundacional ni supongan, de hecho, una burla de los programas concretos de gobiemo presentados al pueblo.En este sentido, huelga decir que la UCI? debe ser el centro-centro, y sobran, por tanto, las operaciones que pretenden incardinarla en la derecha conservadora o en la izquierda marxista. Ello supondría una desvirtuación manifiesta de la propia naturaleza de UCI? en cuanto fuerza política fundada sobre el imperio de las libertades civiles, el respeto de la dignidad de la persona, la defensa del pluralismo en todas sus dimensiones,ARTURO MOYA
Dip~dela ~por Granada.
Asesorpresidencial
la consagración Té la economía de mercado con los correctivos de justicia que resulten pertinentes y, en última instancia, la función axial de equilibrio para eludir el grave riesgo de la bipolarización de España en dos frentes antagónicos e irreductibles. Porque entre nosotros, como señaló Maeztu en un famoso artículo que publicó en El Sol, «los de la derecha no entienden, los de la izquierda tampoco... Tienen ambos dormida la mitad del alma».
Esta, es la gran amenaza que se cieme de nuevo sobre el solar patrio, recordando episodios ingra,tos que están en la memoria de todos. Resulta menester, enconsecuencia, conjurar cuanto antes semejante disparate, que nos retrotraería a épocas desgraciadas, donde prevaleció el bipartidismo metafísico. Para ello es absolutamente necesario que la UCD se articule ya como un gran partido de centro, con sus cuadros y sus militantes, ligado incluso a un fuerte sindicato profesional no marxista, capaz, en definitiva, de acoger en su seno al espíritu y los intereses de nuestras clases medias, que son, por fin, una realidad espléndida después de tantos intentos fallidos.
1 A mi juicio, aquí está la clave de la consolidación del proceso democrático: en la movilización de ese enorme centro sociológico a través de un partido.ad hoc que lo represente cabalmente sin incurrir en ambigüedades ni demagogias. Se trata de una oportunidad única que no debe ser desaprovechada. Por primera vez en nuestra historia contemporánea el centro no es una posición utópica, imposible desde el punto de vista social, ni una simple maniobra oportunista y táctica urdida con más o menos fortuna desde el Poder, como lo fue el experimento absurdo planteado sobre la marcha por Alcalá Zamora y Portela Valladares, en 1936.
Afrontemos, pues, inmediatamente, la -gran tarea, prescindiendo de personalismos y rencillas, que sólo benefician, por otra parte, al adversario. No es este tiempo para facciones y menos aún para clases. El pueblo español merece un gran partido de centro que responda a los criterios de una mayoría electoral fundamentalmente moderada y en las antípodas de las formulaciones radicales y extremistas. Esta es la cuestión y este es el reto.
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