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Estados Unidos logro aplazar la conferencia de El Cairo

«Egipto solo puede desencadenar una guerra contra Israel, sin los otros países árabes. Egipto solo puede, es probable, hacer la paz con Israel, sin el resto de los países árabes. Pero sin Egipto, los demás países árabes no pueden hacer ni la paz ni la guerra con Israel. » Con esta fórmula describe el ministro de Asuntos Exteriores de Tel-Aviv, Moshe Dayan, la situación actual en Oriente Prócimo.Existe satisfacción en Jerusalén por la aprobación sin reservas expresada por el presidente Carter respecto a la conferencia de El Cairo. La satisfacción es menor respecto al aplazamiento hasta el 14 de diciembre solicitado y conseguido por Washington. Ciertamente, Begin había sido informado con antelación por el presidente Carter de la propuesta americana hecha ante Sadat, de retrasar diez días la apertura de la conferencia de El Cairo. Aquí existe conciencia de las preocupaciones norteamericanas por unificar las, preocupaciones israelíei y las. egipcias: ¿cómo asegurar el éxito de la conferencia y mantener el momentum de la negociación?

La cautela norteamericana venia dada en función del miedo del Departamento de Estado de Estados Unidos de que el presidente Sadat iba demasiado rápido y se arriesgaba a no ser secundado por los demás países árabes comprometidos con la cuestión, Siria y Jordania.

«Si Riad se pronuncia públicamente a favor de El Cairo, Amman le seguirá, y si el rey Husseín decide acudir a la conferencia, el presidente Assad mal podrá continuar su boicot. Su propio interés le empujará a no dejar a Egipto y Jordania negociar en su ausencia con Israel, a que -como se sabe- los ausentes, sobre todo cuando están en minoría y son más débiles, están siempre equivocados», dicen los americanos.

Por otra parte, en Jerusalén se dice que si los dirigentesjordanos y sirios se hacen rogar demasiado -sobre todo Hafez el Assad-, pueden hacer subir* su cotización y plantear condiciones previas para su participación. Si, por el contrario, ven que Egipto e Israel siguen adelante sin esperar decidirán, ya sea unirse a la negociación o bien boicotearla. En el primer caso, la negociación egipcio-israelí se convertirá en una negociación entre una representación israelí y otra árabe ampliada, sin contar con la OLP o, como muchoJa participación de representantes palestinos de los territorios ocupados invitados con el Consentimiento de Israel.

En el segundo caso, el diálogo directo egipcio-israelí culminará, tarde o temprano, en un acuerdo separado entre Jerusalén y El Cairo.

El Gobierno de Menahem Begin se encuentra dispuesto a hacer concesiones sustanciales con el objetivo de obtener un acuerdo que ponga fin al estado de guerra entre los dos países. Se habla incluso de evacuar todo el Sinaí, incluido Sharm El Cheik, a condición de que esos territorios evacuados queden desmilitarizados.

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