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Reportaje:

Villaverde Alto, un barrio cercado por humos y ruidos

Villaverde Alto es uno de los barrios madrileños donde la degradación del medio ambiente y de la vida cotidiana ha alcanzado, al parecer, cotas más peligrosas. Rodeado de fábricas de fundición de metales, circundado de carreteras, autopistas y vías de ferrocarril, sin zonas verdes ni parques que contrarresten los efectos negativos, sus familias han recurrido a aislarse en sus casas, mediante contrafuertes en las ventanas, acristalamiento de terrazas y medios similares, que preserven su intimidad y sus sentidos.

En Villaverde Alto viven unas 70.000 personas, según el censo municipal. La especial configuración del barrio proviene del anárquico crecimiento urbano, sujeto más bien a los intereses de las industrias cercanas y de las empresas inmobiliarias. En la posguerra sólo, existían algunos núcleos de casitas bajas, y las fábricas de fundición más importantes en funcionamiento todavía. A partir de 1951 se aprobaron planes parciales, algunos de ellos superpuestos y sin previsión de equipamientos mínimos. Se creó el polígono industrial de Villaverde, y al mismo tiempo se declararon urbanizables terrenos situados apenas a quince metros de fábricas de fundición de metales. Se dan casos como el de la empresa Butano, que construye viviendas para sus trabajadores, y como no puede hacerlo cerca de sus instalaciones, considerada zona de protección, lo hace lindando con MESÁE, empresa de fundición objeto de una fuerte polémica.El barrio es el único de Madrid con industria pesada en sus inmediaciones, e incluso entre sus calles. Así ocurre con la fundición La Bellota. Personas del barrio contaron que en verano los obreros tienen que salirse al patio los días en que el humo se va condensando por la falta de viento que lo disperse. Ocurre así con Boetticher y Navarro, o con la fundición Hierros Madrid, que de noche es un espectáculo, porque las naves son abiertas, sin paredes, y se ve el fuego y las llamas de los hornos. O, pasada la carretera de Toledo, en la de Leganés a Villaverde, Segrosa, fábrica de sebos, causante de unos olores que obligan a los vecinos de las primeras casas a cerrar herméticamente puertas y ventanas.

Todo ello acompañado con el humo y gases de combustión de los cientos de camiones pesados, cargados o vacíos, que utilizan las carreteras que rodean el barrio. Los ruidos provienen de los trenes que recorren las líneas de Madrid a Badajoz, a Cáceres y a Puertollano, además de varios talleres de chapa, algunos de proprociones considerables, como el de Talleres Soria. Todos juntos, más camiones, producen una desagradable mezcolanza de ruidos.

La polémica de MESAE

El próximo día 29 la Asociación de Vecinos de Villaverde ha convocado una manifestación, autorizada ya, en protesta por la contaminación general del barrio, y la de MESAE en particular. Esta empresa es el blanco de las iras de los vecinos, que sostienen que produce una contaminación de plomo peligrosa para su salud. La asociación pide que se dote a la fábrica de filtros eficaces o de algún sistema que elimine el riesgo, pero que no implique su cierre, que dejaría sin trabajo a 128 personas. Los vecinos más radicales acusan a la asociación de no llevar las gestiones con suficiente dureza, y los trabajadores de MESAE, que acusan a la asociación de vecinos de provocar el cierre de la fábrica, prefieren esperar a que los análisis conformen o no la contaminación, pero oponiéndose en cualquier caso al cierre de la fábrica.Los informes técnicos también son opuestos. La comisión de medio ambiente de la Asociación de Licenciados en Ciencias Biológicas, y del Colegio de Doctores y Licenciados en Filosofía y Letras y Ciencias del distrito Universidad sostienen, que la contaminación es real, y mencionan en su informe la existencia de análisis y certificados médicos de personas, adultas y niños, en los que se encontró hasta cuarenta microgramos por cien centímetros cúbicos de plomo en la sangre.

En una recogida de muestras de tierra y polvo de los tejados. realizada ante notario, se determinaron concentraciones de plomo de 336,1 partes por millón. La muestra más grave fue la del polvo retirado de una persiana, que, arrojó la cifra de 711,43 partes por millón.

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Los análisis oficiales son de signo contrario. El último, realizado a instancial, del Gobierno Civil, arrojó cifras muy por debajo del índice admisible y, a efectos comparativos, sostiene que la contaminación de Villaverde es muy inferior a las de ciudades como Londres considerada como una ciudad limpia. Además, el informe muestra sus dudas sobre las mediciones efectuadas por los vecinos, a los que acusan de utilizar métodos no fiables.

La última carta de la polémica la ha jugado la comisión del Colegio de Licenciados de Ciencias Biológicas, que considera el informe anterior como amañado. Se basa para ello en que se ha analizado la composición del aire, cuando los residuos de plomo, por su peso específico, tienden a posarse.

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