Un fallo humano causó la pérdida de una donación de ojos
Un fallo humano en la fundación del Banco de Ojos de Madrid causó la pérdida de una donación el pasado día 12 de octubre. Mientras la familia del fallecido está dolida por no haber sido atendido su ofrecimiento, en la sede de la organización también lamentan lo ocurrido, pues, según afirman, sólo se ha producido otro caso similar desde su creación.A las 0.30 horas del pasado día 12 de octubre falleció en el Gran Hospital, de Madrid, Felipe Ortiz Abanades, de 75 años de edad. Su hijo, Faustino Ortiz, funcionario, casado, donante de ojos con el número 3.305, pidió a la enfermera que avisase de la donación de los ojos de su padre a cualquiera de los números telefónicos que figuraban en su carnet de donante. «Mi padre me había dicho -comunicó a EL PAIS este donante- que después de muerto hiciera con su cuerpo lo que yo quisiera. Quise hacer con él lo mismo que quiero que hagan mis hijos con el mío. Siento no haber podido cumplir su deseo y que alguien haya quedado sin vista.»
La enfermera llamó a uno de los dos teléfonos -de servicio permanente- y un contestador automático le indicó que dejara su mensaje. Luego llamó al otro y alguien que se identificó como el conserje, dijo que el director estaba en un congreso médico en Valencia y que él no sabía nada.
La donación de ojos ha de efectuarse lo antes posible y nunca después de pasadas seis horas del fallecimiento.
Este caso ha supuesto para el donante Faustino Ortiz un punto de duda. «Mi esposa también es donante. He solicitado el carnet para mi hija, de veinte años, y, por cierto, no he tenido respuesta a pesar de haberio hecho dos veces. Ahora nos ha ocurrido esto. Llega uno a dudar de si, en efecto, se trata de ayuda al prójimo o es un sistema más para atender unas demandas de mercado. Yo seguiré donante, pero pienso, igual que otros, en solicitar que se nos pase un informe de las entradas y salidas del Banco de Ojos.»
En la sede del Banco de Ojos, en la facultad de Medicina de la Universidad Autónoma, se informó a EL PAIS que: «En efecto, tenemos conocimiento de este caso, que lamentamos muchísimo. Además fue un gesto maravilloso del donante al ofrecer los ojos de su padre y que éste mismo lo hubiera querido así. El fallo, fue debido a dos factores: el médico de guardia de ese día tuvo que asistir a una asamblea y olvidó comunicarlo a los otros tres médicos que forman los turnos de guardia; por otra parte, el conserje carecio de iniciativa en ese momento para haber iniciado las gestiones necesarias a fin de haber resuelto el caso.» Y añadio: «Desde 1975, en que se creó este Banco de Ojos, sólo hemos tenido otro fallo, en aquella ocasión de carácter mecánico, pues no funcionaron los contestadores automáticos. Quiero decir que el funcionamiento habitual del servicio es correcto, aunque no esté libre de imponderables.»
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