Santos,
ciudad a la que pertenece el equipo donde se consagró deportivamente Pelé, es la única del mundo donde el jugador puede transitar tranquilamente sin ser molestado o asediado por los admiradores. El dejarle vivir sin agobios su vida privada es el homenaje que ha decidido darle su ciudad, cuyo Ayuntamiento prevé darle otros públicos, pero más adelante.
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