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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Caducidad de los productos

Los que hemos alcanzado ya el medio siglo de vida conocemos por experiencia que la moral pública española ha descendido verticalmente, hasta el punto de hacer natural y tolerable, lo que debiera estar penalizado con todo rigor. No afirmo que se trate de un proceso exclusivo de nuestro pueblo, pero sí que su extensión pueda ser mayor que en otros, y sobre todo que son sus consecuencias y no las, consecuencias extrañas las que tenemos que soportar.Yo soy un trabajador que estuve en Alemania once años, y que debido a la amputación de un dedo en la mano, disminuida mi capacidad laboral, acabé repatriándome. En mi larga emigración tuve ocasión de trabajar varios años en la firma comercial Mylupa, empresa multinacional de la rama de la alimentación, y en ella pude olservar que todos sus productos, debidamente colocados en envases metálicos, llevaban estampada claramente sobre los mismos la fecha de caducidad del contenido; esto es, aquella en que se considera que la calidad del mismo, limitada, por el transcurso del tiempo, aconseja prescindir de su empleo, que puede ser nocivo a la salud. En tales casos los productos eran devueltos a la fábrica, que los destinaba a piensos para ganado de cerda.

Hoy, que tengo una nieta lactante, veo,que aquí en España los productos Mylupa circulan libremente sin que el envase lleve estampada la mencionada fecha, de forma que nadie sabe si el contenido está o no en condiciones de empleo. Habida cuenta que la venta de los mismos está destinada a la nutrición de la infancia, es lógico indignarse y pedir que alguno de esos organismos, comisiones, juntas, ponencias, etcétera, que con tanta abundancia florecen en nuestra Administración, caiga en la cuenta que la salud de los niños no puede estar supeditada al espíritu de negocio. Ante la situación que acabo de exponer sólo caben dos suposiciones: o la técnica española ha superado a la alemana, y los productos Mylupa de fabricación nacional conservan eternamente su calidad en óptimas condiciones, o el utilitarismo hispano se ha impuesto netamente sobre nuestra cantada reserva espiritual con la eficacia de lo pagano y el despar pajo de nuestros días. Me inclino a creer que se trata de este segundo caso, y que los niños españoles habrán de tener muchas veces la dieta de un cerdo alemán.

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