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Viaje de Suárez a Dublín

Escaso eco de la visita en la prensa británica

Juan Cruz

La reacción de la prensa inglesa a la visita a Londres del presidente del Gobierno español Adolfo Suárez fue ayer comedida e incluso fría. El Times despachó la referencia de la rueda de prensa que se celebró en la embajada española el día anterior con tres párrafos en los que el comentarista diplomático del diario resumió la esperanza de Adolfo Suárez de llegar a una solución global sobre el tema de Gibraltar.El Financial Times, el periódico de la city, fue algo más generoso de espacio, y publicó las líneas generales del plan que el político español trajo a Londres para abrir el camino de las negociaciones sobre la colonia británica. Los periódicos populares se fijaron en la rotunda negativa que Suárez dio a la posibilidad de que el Gobierno español levantara el bloqueo como condición para que esas negociaciones empiecen. El diario comunista, Morning Star, ignoró la presencia de la delegación española.

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La BBC-televisión sí ofreció anoche una entrevista con el presidente Adolfo Suárez. En otros medios de comunicación su visita ha servido para que se discuta el tema de la ampliación de la Comunidad Económica Europea, favorecida por todo el espectro político británico y tema principal del viaje del presidente español.

La prensa esperaba en general un anuncio por parte de Adolfo Suárez de ciertas concesiones españolas sobre el bloqueo de Gibraltar. Al quedar las cosas tal como estaban, los británicos consideraron que la visita no produjo las suficientes noticias como para merecer más que aquellas escuetas referencias periodísticas en páginas interiores.

Desde el punto de vista práctico, el viaje del presidente español no ha sido relevante. Aunque por parte británica no hubo comunicado oficial, una norma habitual en esta clase de visitas, se sabe que las posiciones aparentemente irreconciliables, sobre la cuestión de Gibraltar no han ensombrecido el apoyo que el Reino Unido le ofrece a España para que asegure su entrada en la Comunidad Económica Europea.

Pero donde mejor se vio cómo ha cambiado la historia fue en la recepción que Adolfo Suárez ofreció en la embajada de España. Nadie hubiera imaginado hace unos meses a Michael Foot, el vicelíder laborista y hombre fuerte en el Gobierno de Callaghan, paseando su melena blanca por aquellos salones de Belgrave Square.

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Allí estuvo el jefe de la izquierda del partido que está en el poder. Con él, tomando jerez español y fumando la pipa que lo ha hecho famoso, estuvo también Sir Harold Wilson, el ex primer ministro. James Callaghan, el jefe del Gobierno, estuvo sólo un cuarto de hora, pero también acudió. David Owen, el ministro de Exteriores, permaneció más tiempó. ntes Callaghan habla subrayado el simbolismo: Jack Jones, que luchó en las Brigadas Internacionales por la España de los años treinta («una España madura», dijo el líder laborista) estrechó la mano de Adolfo Suárez, el responsable de «la nueva España», en la que, siemre según palabras pronunciadas en el almuerzo que los reunió a todos, empiezan a creer de nuevo los británicos del partido de James Callaghan».

Margaret Thatcher, la líder de la oposición, que no estuvo ni en el almuerzo ni en la recepción, sí halló tiempo para acudir a ver al presidente español y dejar claro, sin decirlo demasiado, que su partido, el conservador, quiere mantener las mejores relaciones con la Unión de Centro Democrático y no con ninguna otra fuerza de derechas en España.

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