¿Un nuevo fascismo?

«(... ) El chantaje nace precisamente del uso de la violencia en un mundo que ha hecho de la paz y del respeto de la vida humana sus valores más elevados. Es un desafío lanzado a la conciencia internacional en nombre de sus principios mismos. Es la exaltación de la fuerza en una cultura que se aparta de ella. Hay un mal de raíz en el mundo occidental. Las democracias liberales y la civilización tal como nosotros las entendemos corren el riesgo de perecer...Para un Gobierno, ceder a un acto de chantaje es estimular al terrorismo a seguir en ese camino. Sería necesario renunciar a ejercer la justicia, cerrar las prisiones, licenciar la policía e inclinarse anticipadamente ante los argumentos de los más fuertes. ¿Qué sociedad puede permitirse tal actitud? El placer del suicidio tiene sus límites...

La segunda solución es la que han adoptado dos países diferentes: la URSS e Israel. Supone sacrificios. Algunos, crueles...

El problema no es saber si queremos o no víctimas, puesto que éstas existirán en cualquier caso. El problema es saber si preferimos algunas víctimas hoy o millones de víctimas. mañana. El coraje no consiste siempre en escoger la solución menos mala para el futuro...

Ahora que el terrorismo ataca, a través de inocentes, a la sociedad y al Estado, ¿qué hacer?

Llegar pronto a un acuerdo entre todos los Estados para que sean expulsados de la comunidad internacional -sin discriminación política o social- los terroristas y los países que les otorguen asilo. Decidir de común acuerdo que todo acto de chantaje que tienda a la liberación de un terrorista, reconocido culpable y que se encuentra en la cárcel, tendrá como consecuencia la ejecución del terrorista.

Poner a las órdenes de un Estado mayor nacional o, mejor, internacional, grupos de combate antiterroristas autorizados a actuar con rapidez y determinación...

Hablar y llorar menos y obrar más.»

17 octubre