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Una familia ocupa y obtiene el piso de un policía de la comisaría de Vallecas

La familia, Lea Blanco, que en la noche del martes ocupó un piso vacío en la calle Sierra del Cadí, propiedad de un policía armado de la comisaría de Vallecas, podrá quedarse definitivamente en el mismo, según la apreciación del juzgado de las Salesas, quien estimó que los derechos del antiguo propietario habían prescrito ya al no haberlo ocupado en varios años. El policía, Juan Garrido, retiró la denuncia que había puesto el miércoles por la mañana. La familia ocupante irá hoy, jueves, al Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo para legalizar su situación. Luis Lea y Josefa Blanco, ambos de veintiún años de edad, están casados y tienen tres hijos, de dos años, un año y tres meses, respectivamente. Decidieron ocupar un piso vacío después de llevar tres meses viviendo unos días en casa de sus respectivos padres y otros en la de alguna de sus hermanas. El matrimonio tuvo que abandonar el piso alquilado -de 6.500 pesetas- que habitaban en Fuenlabrada por imposibilidad económica de pagarlo.

En la calle Sierra del Cadí y las adyacentes está ubicada una colonia de viviendas de protección oficial, por las que sus adjudicatarios pagan alrededor de trescientas pesetas de renta mensual. Según testimonio de los vecinos del barrio, habrá una treintena de pisos actualmente vacíos.

A las once y media de la noche del martes descerrajaron la puerta y entraron. Encontraron un piso donde sólo había un sofá-cama, algunos muebles de cocina y de baño, todo sucio y con señales de no estar ocupado. El resto de las habitaciones están desnudas, sin ni siquiera bombillas en el techo. El agua funcionaba, pero no la luz. Un vecino del mismo bloque les informó que el propietario, que luego se supo que es comisario de la comisaría de Portazgo, sólo lo utilizaba para dormir de tarde en tarde. Según nuestras averiguaciones, este señor vive normalmente en la calle Evaristo San Miguel, aunque, como nos afirmó su esposa, esa es la casa de su madre.

El miércoles por la mañana el perjudicado, Juan Garrido, se presentó en su piso para desalojarlos. En ese momento sólo se encontraba allí la madre, Josefa, y sus tres hijos, acompañados de un miembro de la asociación de vecinos que estaba instalando una cerradura nueva. El señor Garrido regresó más tarde con una pareja de policías y se llevó a la madre y al vecino a prestar declaración a la comisaría, de donde pasaron luego al juzgado.

El padre, Luis Lea, se encuentra ahora trabajando de forma provisional. A pesar de su juventud tiene graves problemas en la vista, lo que le dificulta mucho el encontrar un trabajo estable.

Durante la tarde del miércoles, la Asociación de Vecinos de Cerro del Tío Pío convocó una concentración en apoyo a los ocupantes. A media tarde llegó la noticia de la resolución del juez, que fue acogida con gran satisfacción.

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