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El movimiento vecinal está más preparado para la oposición que para la negociación

La necesidad de que el ciudadano participe activamente en todas aquellas decisiones que le incumben, bien sea como puro consumidor o como integrante de la comunidad formada por la ciudad, fue el punto básico sobre el que se desarrolló anteayer, en un hotel madrileño, una mesa redonda organizada por el Centro de Estudios Urbanos-Desarrollo e Iniciativas Ciudadanas, SA.

La mesa redonda estuvo moderada y presentada por Eduardo Leira, arquitecto, y en ella intervinieron Antonio García de Pablos, abogado y presidente de la Organización de Consumidores y Usuarios, e Ignacio Quintana, presidente de la Asociación de Vecinos La Unión, de Hortaleza.Eduardo Leira, en la presentación, destacó el hecho de que, en los momentos actuales, es la misma Administración la que hace llamadas a los ciudadanos para que participen, aunque aquella tenga «una herencia de una Administración autocrática, en la que más que una participación, lo que se daba habitualmente era un enfrentamiento».

También para el señor Leira, la demagogia de la participación estaría en que ésta se limitara a una pura consulta formulista por parte de la Administración que le permitiera justificar su actuación, mientras que la utopía residiría en pensar que la participación vendría dada por un permanente proceso asambleario.

Antonio García de Pablos, por su parte, se refirió, a lo largo de toda su intervención, a los derechos que debe reclamar para sí el consumidor, «que derivan y forman parte integrante de los derechos del ciudadano, aunque no todo lo que concierne al ciudadano concierne igualmente al consumidor». Definió al consumidor en la misma forma en que lo hizo Kennedy, en el año 1962: «por su derecho a escoger». Sin embargo, el usuario «es un desdichado personaje que no puede elegir nada, ni tan siquiera a su proveedor, ni tampoco puede discutir un contrato de adhesión a un servicio ni rechazar éste». Toda su intervención la resumió Antonio García Pablos con tres afirmaciones básicas: «Todo lo que concierna al consumidor debe someterse a información pública, para que podamos expresar nuestra opinión; debe existir una representación efectiva de los consumidores en los consejos de administración de los servicios -esto no es demagogia ni utopía- y que se abran las puertas de los organismos públicos a los consumidores para que estemos, por lo menos, en igualdad de condiciones con los vendedores.»

Ignacio Quintana, dentro de su turno, expuso la situación actual del movimiento vecinal como fórmula de participación complementaria de la democracia representativa. «Aunque la experiencia de los últimos años ha sido desastrosa -y esta Administración ha sido heredada del franquismo-, en la que la represión existente a todos los niveles hacía caer al ciudadano en el aburrimiento de recorrer constantemente ventanillas y pasillos sin conseguir ningún resultado concreto.» Para el señor Quintana, «el movimiento vecinal sale ahora mismo de una guerra de desgaste. Pero sale más preparado para la oposición que para la negociación».

El presidente de la Asociación de Vecinos La Unión expuso también cuáles son los objetivos prioritarios que tiene marcada ésta, «agrupándolos en los grandes renglones de vivienda y urbanismo, equipamiento y vida socio-cultural, equipamientos y vida deportiva, parques y zonas verdes, la salud y los equipamientos sanitarios, la carestía y el control de precios y la información y el asesoramiento».

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