Don Juan Carlos pide calma y realismo a las Fuerzas Armadas
El rey don Juan Carlos hizo ayer al Ejército una llamada a la calma y al realismo que caracteriza al buen militar, en esta etapa de transformación que vive España, en el discurso que pronunció en el acuartelamiento del tercio Juan de Austria en la isla de Fuerteventura.
ENVIADO ESPECIAL, El Rey, vestido de capitán general de los Ejércitos, y la reina doña Sofía llegaron a la isla de Fuerteventura procedentes de Las Palmas acompañados, entre otras autoridades militares, por el teniente general Vega, general jefe del alto Estado Mayor del Ejército, y del teniente general Liniers, capitán general de Canarias.Casi al mismo tiempo que el Rey pronunciaba su discurso a la Legión, los alcaldes de las principales localidades de Fuerteventura y el senador de esta isla Miguel Cabrera hacían público un comunicado a la opinión pública manifestando su desagrado «por el hecho de que por parte de las autoridades civiles responsables de la organización de los actos se haya permitido monopolizar la visita a nuestras islas, no habiendo tenido las corporaciones ocasión de exponer a Sus Majestades la honda y desesperada situación de una isla donde viven un buen número de majoreros, ciudadanos españoles infatigables en su batallar diario contra un medio hostil y a punto de perder las esperanzas para el futuro».
La estancia de los Reyes en Fuerteventura se ha centrado exclusivamente en la visita al acuartelamiento de la Legión, donde almorzaron con los mandos. Antes don Juan Carlos pronunció su discurso y presenció el desfile de las tropas. Don Juan Carlos comenzó afirmando que .la Corona, «que ampara y protege los derechos de todos los españoles, se siente especialmente cerca de vosotros y de vuestras ilusiones». Tras afirmar que la Legión forma parte de un Ejército que por méritos propios, es la institución más arraigada en el pueblo, el Rey se refirió a los momentos de grandes transformaciones que vive hoy el mundo y, en concreto, la sociédad española.
En este proceso de transformación, según el Rey, les corresponde a las Fuerzas Armadas, "la noble y alta función de distinguir lo mutable de lo permanente: de saber que frente a los necesarios y justos cambios, hay cosas que todos hemos de conservar intactas porque constituyen la esencia de España y hemos prometido defenderlas al jurar la bandera roja y gualda. Nuestro compromiso y vuestro compromiso sigue siendo, hoy como siempre, hacer posible una grandeza, nacional con profundo respeto a todas y cada una de las peculiaridades que enriquecen nuestra Patria y nos han dado en muchos siglos de historia suficientes motivos de gloria y orgullo".
El Rey pide al Ejército que esa distinción entre lo que es mutable y lo que es permanente sea en este momento «vuestra norma de comportamiento, como siempre lo ha sido». Quisiera pediros, añadió, «que miréis al presente con la calma y el realismo que caracteriza al buen militar. Que contempléis el porvenir con esperanza y optimismo, porque tengo la seguridad de que estamos alumbrando una nueva etapa de nuestra historia en la que resplandecerá la grandeza de nuestra nación. En esa esperanza de grandeza, las Fuerzas Armadas tienen un gran papel protagonista. Y el éxito se puede considerar como seguro cuando en nuestras filas, en nuestra fe, en nuestras virtudes y en nuestra unidad no cabe ningún tipo de fisura».
«Y podéis tener la seguridad -concluyó que el país entero, sin distinción de ideas ni procedencias, no regateará esfuerzos para lograr esos objetivos ni negará gratitud y cariño a quienes, aun perteneciendo, a generaciones distintas, estáis sólidamente fundidos en la inalterable coincidencia de la disciplina y el patriotismo.»
Tras su estancia en Fuerteventura, los Reyes de España hicieron una breve visita a las islas Graciosa y Lanzarote, y regresaron a Las Palmas para pernoctar en esta ciudad.
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