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Gran partido del Madrid en Sarriá

Con buen juego y un rival defensivamente muy débil enfrente, el Madrid consiguió en Sarriá una victoria espectacular. Camacho, con los dos prirneros goles del partido, abrió el camino de la victoria madridista. El Español cometió errores tácticos en la primera parte y ofreció tremendos agujeros defensivos en la segunda.Sorprendentemente, el Español salió a jugar con sólo dos hombres en punta: Caszely y Marañón. Jeremías se situó en el centro del campo, como ordenador, emparejado con Solsona. Aunque el brasileño cumplió bien y sus lanzamientos fueron inteligentes y precisos, este dispositivo táctico favoreció al Madrid, que se veía desahogado en la defensa -donde Benito quedaba como líbero, en tarea cómoda, sin que las circunstancias le apurasen nunca- y San José y Camacho eran los vigilantes de Marañón y Caszely. Pirri podía jugar entre la defensa y la media y colaborar en las acciones de ataque. El Español acaso ignora que el Madrid anda mal en la defensa -donde Benito y Pirri no son los que fueron- y permitió a esta línea una tranquilidad excesiva. El Madrid, con esa seguridad atrás, armaba bien su fútbol en la media -donde todos ofrecieron un excelente nivel- y juzaba con soltura sin ofrecer la apariencia de equipo que actúa fuera de casa. Por contra, en el Español se veía como desplazado a Solsona. pues Jeremías era el líder, y el niño mimado del Español, muy vigilado por Stielike, apenas podía aportar nada a su equ¡po.

Pese a que el Español no con soltura y a que su fútbol de ataque era más bien escaso, atinó unas cuantas veces en el remate, pero se estrelló en García Remón, enorme en dos paradas y seguro en otras intervenciones. En el área contraria, el Madrid se encontraba con que lo que peor le funcionaba era la delantera. Los tres puntas permutaban de puesto continuamente pero no cran capaces de crear peligro, más que nada porque Juanito era en esta ocasión una de las individualidades más bajas del conjunto. Pero Camacho resolvió las deficiencias de sus compañeros de ataque con un disparo formidable desde lejos que abrió el marcador. Camacho, magnífico toda la tarde, subió mucho al ataque, sin que Caszely le siguiera y sin que pareciera que en el esquema del Español hubiera nada previsto para contenerle, y por allí empezó a perder el encuentro el equipo catalán.

Antes del descanso Pirri falló un penalti -que irritó mucho a los españolistas-, pero a poco de comenzada la segunda mitad en la que Jeremías se adelantó al centro del ataque, otra colada de Camacho -con consentimiento general de la defensa blanquiazul- valió el segundo gol del Madrid. El Español, enrabietado por la superioridad del Madrid, se aferró al recuerdo del penalti y quiso cargar las culpas sobre el árbitro, con protestas continuas para intimidarle y mucha dureza sobre los madridistas, aprovechando las circunstancias. El Madrid, prudente y tranquilo, se echó un poco atrás y contraatacó con gran peligro varias veces, siempre en jugadas que rozaban el gol. Los barullos en el área madridista dieron lugar a un sensacional disparo de Solsona al larguero y a un penalti transformado por Marañón, pero la Madrid eso no le preocupó. Mantuvo sus contraataques, siempre encontrando los espacios ablertos y llegando fácil a la puerta, y Santillana haría dos nuevos goles que elevaron la victoria a un tanteo espectacular. Los fallos en la defensa del Español, especialmente por la derecha los goles vinieron por el ala izquierda madridista siempre facilitaron. Las cosas, pero eso no resta méritos al Madrid, que actuó siempre bien, según las exigencias del partido, con fuerza e inteligencia y destacado rendimiento individual en algunos hombres, especialmente Stielike y Wolff.

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