Los agregados laborales
Los cuarenta años de dictadura franquista han sido testigos de un hecho insólito: los agregados laborales de España en el extranjero no eran (ni son) auténticos representantes del Estado español, sino mandatarios de la Organización Sindical verticalista.Los agregados laborales de las embajadas de España han sido, y son en su mayoría, funcionarios del sindicalismo vertical designados para tal función por el Ministerio de Asuntos Exteriores a propuesta, en solitario, de la Organización Sindical. Sólo a partir de 1971 la propuesta pasó a ser conjunta, de la Organización Sindical y del Ministerio de Trabajo, lo que ha supuesto la presencia de varios funcionarios de la Administración Pública española en las mencionadas Agregadurías Laborales.
Este peculiar método de designación de los agregados laborales era hijo de un sistema político que, antes y después de 1971, negó a la Administración Pública, y dentro de ésta al Ministerio de Trabajo, capacidad para proteger la situación laboral y de seguridad social de los trabajadores españoles residentes en el extranjero.
Lo anómalo de tal situación no termina con lo dicho, ya que, por así disponerlo la ley de Emigración, cada uno de los agregados laborales de España ha sido (y es), además de agregado laboral, delegado del Instituto Español de Emigración en el país ante cuyo Gobierno está acreditado. Se configuraba así una clara mezcla entre el sindicalismo vertical y el proteccionismo paternalista de los Gobiernos franquistas para con sus emigrantes, que en buena medida subsiste, a pesar de la desaparición de la Organización Sindical.
En todo caso, la función de nuestros agregados laborales estuvo alejada prácticamente hasta 1976 de la realidad que suponía la presencia en varios países del extranjero (especialmente en Europa occidental, norte de Africa y Latinoamérica) de gran número de trabajadores españoles exiliados al término de la guerra civil, militantes sindicales, en muchos casos, de la UGT y de la CNT, organizaciones sindicales que han contado y cuentan con federaciones sindicales en el extranjero.
Convenios bilaterales
El despegue, especialmente a partir de 1959, de la emigración española a Europa, creó un nuevo marco de las necesidades asistenciales de los españoles en el extranjero, algunos de cuyos aspectos, especialmente los relativos a la Seguridad Social, fueron objeto de convenios internacionales bilaterales, suscritos por España con países como Alemania, Austria, Bélgica, Brasil, Francia, Holanda y Suiza., entre otros.
Pero no es menos cierto que, antes y después de 197 1, la función de los agregados laborales de España en el extranjero ha estado teñida, como no podía ser menos, por elcarácter antidemocrático del sindicalismo vertical al que representaban, y por el carácter autoritario que, en su gestión, ha seguí lo el Instituto Español de Emigración. El que haya algún agregado laboral progresista a título personal no resta validez a la afirmación de que la figura de los agregados laborales, tal como actualmente funciona, es aún una criatura política del régimen franquista, que con realizaciones tan españolísimas como Carta de España (revista editada por el Instituto Español de emigración) y Siete Fechas, o con el envío a Europa de lo mejor del folklore patrio, pretendía lavar el cerebro de cientos de miles de españoles en el extranjero, con la inestimable colaboración de las emisiones de onda corta de Radio Nacional de España.
Lo curioso del caso es que tal situación subsiste todavía, con lo que resulta que nuestras Agregadurías Laborales en el extranjero están desempeñadas, en su mayoría, por hombres del verticalismo, pero, en todos los casos, verticalistas o no, todos ellos son hombres designados a propuesta de la figura ya desaparecida del ministro de Relaciones Sindicales.
Tal situación parece poco compatible con el marco de la vigente legalidad sindical española. La Organización Sindical ha desaparecido, aunque haya sido sustituda por la AISS. La sindicación obligatoria pasó a la historia el pasado 31 de julio. El ministro de Relaciones Sindicales tampoco existe, Las centrales sindicales antes ileales son hoy monedas de curso legal tras la aprobación de la ley de Asociación Sindical del pasado 31 de marzo.
La emigración actual es inapreciable
Pero, al margen de lo anterior, la misma emigración español ha cambiado de signo en lo cuantitativo y en lo cualitativo, porque si bien es cierto que hay tres millones y medio de españoles repartidos por el mundo, no es menos cierto que actualmente la emigración española es inapreciable, lo que carga el trabajo del Instituto de Emigración en las repatriaciones. Unase a ello el significativo valor que supone el despertar de los emigrantes, claramente exteriorizado tras su marginación de las recientes elecciones generales del pasado 15 de junio.
Todo ello exige un replanteamiento del papel del Instituto Español de Emigración y de su acción asistencial, realizada hasta la ficha sin participación de los emigrantes, y, por supuesto, un replantemiento de las funciones de los agregidos laborales en nuestras embajadas en el extranjero, tema que no debe acometerse sin contar con los sindicatos obreros y con las orgarizaciones de los emigrantes en los países donde residen.
En todo caso, cualquiera que sea el futuro del Instituto Español de Emigración y de los agregado; laborales, la primera medida a adoptar es la desverticalización de los actuales agregados, procediendo a cubrirlas Agregadurías Laborales con funcionarios de la Administración especializados en temas laborales y de seguridad social, con audiencia, en todo caso, de los sindicatos obreros y de las orgarizaciones de emigrantes, porque lo que los emigrantes necesitan en las Agregadurías Laborales no son señoritos, síno expertos, y que, además, sepan trabajar en coordinación con las organizaciones sindicales y de los emigrantes.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.