Marles y trece

La sesión de apertura semanal volvió a marcar un nuevo mínimo del año. En esta ocasión la minusvalía del índice fue consecuencia de un aumento de la oferta, que alcanzó prácticamente a todos los grupos, si salvamos el milagro de monopolios (léase Telefónica).Ya desde los primeros corros se notó la debilidad detectada el viernes último y empezaron las cesiones, generales, pero poco profundas. En eléctricas, por ejemplo, a pesar del corto negocio, el papel ofrecido no pudo ser absorbido y los desmerecimientos prosiguieron, siendo el máximo el de Iberduero (-2,5%).

En construcción e inmobiliarias se acentuó la presión vendedora, quizá por las últimas recuperaciones, y Dragados perdía ocho enteros y Huarte dos, estando el resto de los valores también a la baja, exceptuando Urbis, que mejora con poco dinero.

Pese a la poca actividad del grupo químico, sus valores punteros (petróleos y explosivos) registraron sendos recortes, perdiendo el primero de ellos de nuevo la cota doscientos. Mal también las papeleras, salvo Sarrió, que resiste.

En bancos, que fue donde hubo más negocio, concretamente en Banesto y Central, también predominaron las bajas, en general discretas y con bastante homogeneidad (v. gr.: Bilbao, Popular y Santander, que dejan cuatro enteros cada uno).

En conjunto, sesión que no aportó nada nuevo y hacía honor a la fecha, no sabemos si por los rumores políticos que corrían por el parquet en torno a una crisis ministerial que -se decía- se estaba dilucidando en aquellos momentos.