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Inquietud alemana ante el terrorismo

« Pero las reacciones de la opinión y de la prensa manifiestan cólera no solamente contra los extremistas. También son duras para los poderes públicos y los servicios de protección. No es que los alemanes teman por su seguridad personal. En efecto, las víctimas de los últimos atentados pertenecen a los medios políticos o de grandes empresas...Pero se contempla con asombro más allá del Rhin la persistencia de un clima de violencia que parecía, después de las detenciones de los últimos años, que el Poder había puesto fin...

Se cometería, ciertamente, un error hablando de pánico o de revuelta. La vida cotidiana ofrece un aspecto normal y pacífico...

Pero en los diarios, en las conversaciones, comienza a aparecer un malestar que todavía no puede definirse y que une el temor del futuro con el recuerdo del pasado.

«La violencia vuelve a la calle», nos comentaba un viejo comerciante.

«Entre nosotros se sabe adónde nos lleva. Estamos en 1930. »

Nunca ha sido más grande la impopularidad del grupo Baader-Meinhof, pese a cierta admiración técnica, pero horrorosa, que ha suscitado la- perfecta ejecución del último atentado...

Los servicios de seguridad estiman sus efectivos en unos cientos de miembros al máximo, ayudados por dos o tres mil simpatizantes...

El último atentado confirma, por otra parte, lo que los asesinatos precedentes señalaban: la línea estratégica de la fracción Ejército Rojo ha cambiado. Este grupo practica actualmente el terrorismo integral...

En realidad, revela sobre todo afinidades con los nihilistas rusos del siglo pasado, adeptos de la propaganda por el hecho. Las técnicas de lucha de ciertos movimientos revolucionarios del Tercer Mundo, en particular las ideas del brasileño Carlos MarIghela, han influido en los métodos terroristas de la Alemania Federal...

El hecho es que estos sucesos amenazan al Gobierno Schrnidt y su estabilidad...

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