Los "capitanes" portugueses no celebraron el cuarto aniversario de su movimiento
El cuarto aniversario de la creación del «movimiento de los capitanes» de Portugal no fue celebrado ayer en Evora. De manera inesperada, y en respuesta el ruego del general Rocha Vieira, jefe del Estado Mayor del Ejército, los organizadores decidieron, a última hora, suspender la conmemoración de la fecha en que se creó el embrión de la revolución portuguesa del 25 de abril de 1974.La noticia causó impacto en los ambientes políticos de la capital lusitana, donde los organizadores de la conmemoración distribuyeron un comunicado en el que decían: para evitar malentendidos, intencionadamente provocados, que querían darle a este acto un cariz diferente al suyo propio y crear un clima de desunión entre los militares, se decidió suspender la reunión. El comunicado habla de la defensa de los intereses de las fuerzas armadas y, al fin y al cabo, con todas sus excusas y explicaciones no hace otra cosa más que confirmar que algo pasa en las fuerzas armadas. Que algo pasa en Portugal.
Resalta la evidencia de que las primeras autoridades de este país, incluido el propio presidente de la República, Ramalho Eanes, no tenían interés alguno en reavivar las iniciativas políticas de ciertos sectores militares. Pero la suspensión del acto, tal y como se ha hecho, ha tenido un efecto contrario al que se deseaba, entre otras cosas, porque en la histórica sala de Monte Sobral -donde 140 capitanes conspiraron por primera vez el 9 de septiembre de 1973 contra la dictadura- ya no estarían, ni mucho menos, los promotores y líderes de la revolución del 25 de abril.
Ahora habrá que seguir la pista de los descontentos por la suspensión del acto y sus posibles reacciones, que nadie piensa que puedan ser espectaculares a corto plazo. El momento, desde luego, no es oportuno porque aún colea el verano, todavía quedan muchos turistas en el país -que hizo este año su boom de visitantes- y porque quienes están en la oposición del Gobierno de Soares, por la izquierda y por la derecha, esperan la llegada del otoño para entrar de lleno en el combate político.
