Discrepancias en la OCDE sobre el fondo común de materias primas

Representantes de las veinticuatro naciones que integran la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) han reanudado sus conversaciones sobre el tema de la creación de un fondo común para materias primas, de acuerdo con lo convenido en principio en la reunión ministerial que, con nombre de «Diálogo Norte-Sur», se celebró en la capital francesa el pasado mes de junio.Según fuentes de la OCDE, el objeto principal de la reunión de los representantes, que durará dos días, consiste en definir los aspectos técnicos de las propuestas a sugerir por las naciones industrializadas en lo que se refiere al volumen y alcance del Fondo.

Ante la reunión de la UNCTAD

Esto se hace en anticipación de las negociaciones que deberán celebrarse con los países en desarrollo el próximo mes de noviembre, en el marco de la conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y Desarrollo (UNCTAD), en Ginebra.En las conversaciones «Norte-Sur» se acordó negociar «el objeto, metas y otros constituyentes» del Fondo, dentro del marco de la UNCTAD.

Del cinz a los plátanos

En particular, Estados Unidos defendió la tesis en las conversaciones «Norte-Sur» de que no resultaría viable intentar el apoyo mediante el Fondo Común, dado el número excesivo de convenios sobre materias primas que propugnan los países en vías de desarrollo. Estos países, que suman diecinueve, desean que el Fondo cubra un total de dieciocho productos o materias primas, que van desde el cinz a los plátanos.Las fuentes referidas informan que los países industrializados consideran que algunos de los productos propuestos por los «diecinueve» son muy perecederos, mientras que otros no son objeto de comercio regular en mercados reconocidos, por lo que, en ambos casos, resulta muy difícil conseguir que un fondo regulador pueda operar eficazmente.

Un problema fundamental de alcance político que concierne al Fondo Común es determinar si deberá ser utilizado para llevar a cabo una transferencia significativa de recursos económicos a los países en vías de desarrollo.

Los «diecinueve» desean naturalmente que esto sea así, pero la actitud de los países industrializados es que cualquier intento de desvío de recursos implica forzosamente la estabilización de los precios a un nivel superior a la línea de tendencia de los mismos a largo plazo, con lo que de hecho se abriría una puerta que eventualmente conduciría al colapso de los convenios bajo el agobio de las necesidades de financiación de enormes fondos reguladores.

Acuerdo inicial

Sin embargo, a pesar de las divergencias puestas de relieve en las conversaciones «Norte-Sur», ambas partes acordaron que la creación de un Fondo Común era necesaria y constituía un instrumento clave para la realización del programa integrado de la UNCTAD sobre materias primas.El diálogo Norte-Sur, (países desarrollados de Occidente, frente a los en vías de desarrollo) se cerró sin ningún acuerdo importante ante las posturas difícilmente conciliables de las dos partes de la reunión. Para los países desarrollados un acuerdo básico en los precios de la energía era cuestión clave del encuentro; para los otros, el tema era la estabilización de los desequilibrios.