Una oferta sospechosa
Ultimamente, a menudo los profesionales que estamos en la Bolsa nos sentimos como los protagonistas de las novelas de Kafka, que no aciertan a descubrir las relaciones últimas, los hilos sutiles que les mueven. Ocurre en ese estrecho mercado que es la Bolsa española y donde, en teoría al menos, cabe toda manipulación, al revés de lo que dice el columnista económico del decano madrileño, que suceden cosas raras. que, desde luego, ignoran los operadores del salón, inclusive los delegados de los bancos, pero que deben diseñarse en las supremas instancias financieras, no sabemos si combinadas con otras maniobras extrabursátiles.De otro modo no se explica lo que está ocurriendo en la Bolsa de valores actualmente, donde se producen bajas sabiamente dosificadas en torno a los valores punteros, descensos que se podrían contener, como se ha hecho otras veces, con poco dinero (ver columna de volúmenes negociados). Es más, los mismos valores bancarios son, descuidados por sus entidades, sin importarles la imagen.
En la sesión de ayer el volumen de negocio continuó siendo muy reducido, lo que acerca precipitadamente el índice general al nivel mínimo del año. Casi todos los sectores sufrieron desmericimientos, que en el caso de los bancos, alimentación, construcción y químicas fueron superiores al 1%. La excepción la constituye monopolios, gracias al medio entero que sube Telefónica.
Al cierre seguía la presión de un papel, cuya procedencia nos parece cada día más confusa, ya que no viene de inversores particulares.
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