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Pueden prohibirse las manifestaciones del Frente Nacional, neofascista

Juan Cruz

El primer ministro británico estudia los incidentes que se vienen produciendo en Gran Bretaña a consecuencia de las tensiones raciales creadas en el país. Es posible que, como resultado de su investigación se produzca la prohibición de manifestaciones de un grupo neofascista, el Frente Nacional, que sostiene puntos de vista racistas y que el sábado estuvo en el centro de Ias batallas entre manifestantes de izquierdas y policías en Lewisham, un barrio de emigrantes de color, en el sur de Londres.

Parte de los doscientos detenidos a raíz de aquella batalla campal aparecieron ayer en diversos juzgados de la capital británica. Algunos han ido a la cárcel por una semana y otros están en libertad bajo fianza. Los detenidos son de filiación izquierdista. Mientras tanto, algunos de los casi cincuenta policías heridos en la revuelta siguen en el hospital. El Frente Nacional ha elogiado la conducta de las fuerzas del orden y ha lamentado que éstas no dispongan de los mismos elementos represivos que las que actúan en Irlanda del Norte.

Los disturbios del sábado se produjeron cuando cerca de 4.000 antirracistas trataron de impedir una manifestación del Frente. Un número parecido de policías protegió a los manifestantes, que marchaban por una zona superpoblada de emigrantes. En su ejercicio de protección de los miembros del Frente Nacional, que tenían permiso para su manifestación, la policía se enfrentó con los izquierdistas. Ayer la prensa británica mostró algunas de las armas domésticas que según las fuerzas del orden llevaban consigo y usaron los contramanifestantes.

Una de las medidas que podría tomar el Gobierno británico a partir de los incidentes del sábado es la prohibición de manifestaciones del Frente Nacional en áreas en las que sus puntos de vista racistas resulten especialmente sensibles para los posibles emigrantes. El Frente pide la repatriación de los negros y de los asiáticos y sus exigencias se consideran provocadoras en todos los sectores de la política británica, desde el conservadurismo hasta la extrema izquierda. La Iglesia también ha condenado a los miembros de este partido, circunstancia que ha aprovechado uno de sus líderes, Martin Webster, para atacar al clero y anunciar que «cuando ganemos, uno de los primeros cambios que vamos a hacer en este país va a ser la limpieza de la Iglesia. Estos curas tendrán que marcharse. Queremos líderes eclesiásticos que hagan el trabajo que se les supone que deben hacer: cuidar de la moralidad pública y no del Tercer Mundo».

Elecciones parciales

Los incidentes raciales preceden a una elección parlamentaria parcial en Ladywood (Birmingham), donde tres de cada diez electores es negro. El Frente Nacional tiene un candidato allí. Tras los sucesos de Lewisham, sus oficinas en aquella circunscripción han sido atacadas. También lo han sido las de laboristas y liberales. La violencia podría incrementarse si el Frente Nacional mantiene su idea de seguir con su programa de manifestaciones públicas en áreas sensibles de Inglaterra. Es posible que de aquí al jueves, día de la elección parlamentaria, el Gobierno laborista tome una decisión que tienda a restaurar la difícil armonía racial en este país.

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Para anoche se temía una nueva confrontación racial en Birmingham. El Socialist Workers Party, de carácter trotskista y una de las principales fuerzas que el sábado se enfrentaron al Frente Nacional, también presenta un candidato en la elección del jueves. Sus líderes dicen que no permitirán a «los nazis caminar libremente por las calles inglesas». La declaración de guerra está en pie y ya no es una metáfora.

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