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"Divergencia profunda" entre comunistas y socialistas franceses

El secretario general del Partido Comunista francés (PCF), Georges Marchais, tras un mes de vacaciones en Córcega, se apresuró en cuanto llegó a la capital a hacer unas estrepitosas manifestaciones publicas para señalar la «divergencia profunda» entre socialistas y comunistas a propósito de la política de defensa nacional, capítulo clave del Programa Común. También atacó personal mente al líder socialista, Francois Mitterrand. Instantáneamente, el Partido Socialista francés (PSF) se planteó de nuevo la sospecha más grave: ¿desean los comunistas que gane la izquierda en los comicios de 1978?En opinión del señor Marcháis, los franceses van a votar en favor de la derecha o de la izquierda, en las legislativas de marzo de 1978, y en este momento deben saber cla ramente cuál va a ser la política de defensa que aplicaría un eventual Gobierno de izquierdas. Sin embargo, el señor Mitterrand, días pasados, había prácticamente relegado la cuestión para después de las elecciones, al manifestar que los socialistas desearían someter al pueblo, por medio de un referéndum, el problema de la defensa basado en la fuerza de disuasión atómica.

Esta apreciación diferente de los dos líderes de la Unión de la Izquierda es la que el secretario general del PCF calificó de «divergencia profunda», y en la que se basó para denunciar un «paso falso» del señor Mitterrand que «ha debilitado la Unión». Un tercer elemento matiza las posiciones diferentes de los dos líderes de la oposición: entre las declaraciones intempestivas del señor Marcháis, ayer, y las del primer secretario del PSF medió un acuerdo sobre la defensa nacional, la semana pasada, logrado por el grupo encargado de la actualización del Programa Común. Sólo quedó pendiente la formulación del programa, reservada para la cumbre de la izquierda, que se celebrará a mediados del próximo septiembre.

¿Por qué, ahora, el señor Marchais ha vuelto a meter los pies en el plato de la defensa nacional? Los socialistas fueron explícitos: Gilles Martinet, dirigente nacional, indicó que la intervención del señor Marchais no calmaba a quienes se preguntan si, realmente, el PCF está dispuesto a favorecer la victoria de la izquierda, es decir, si desea llegar al poder.

La misma lógica hacía pensar a los observadores que el líder comunista ha querido, por enésima vez, manifestar la desconfianza de su partido en las tentaciones atlantistas y socialdemócratas de los socialistas. En efecto, la defensa nacional, de hecho, en la mentalidad de los comunistas, garantizaría toda la política interior y exterior de un Gobierno de izquierdas. La experiencia que significaría en Occidente el Programa Común, piensa el PCF, no podría contar con el entusiasmo, ni mucho menos, de la mayor parte de los países de Europa del Oeste. De aquí su nacionalismo intransigente y la base defensiva del mismo: una defensea atómica, admitida sin las ambigüedades sospechosas que los comunistas creen adivinar cuando los socialistas proponen para después de las elecciones la solución del problema de defensa nuclear. En este momento, el señor Mitterrand sería primer ministro del presidente actual.

Sospechas de los unos y de los otros al margen, el ya aludido señor Martinet, en nombre del PSF, estimaba ayer que la «agresividad antisocialista» del señor Marchais quizá fuese, en parte al menos, consecuencia de su temperamento: «No nos inquietamos -dijo-, aunque lamentamos el episodio.»

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