Ciudad Real vivió una noche de fuego y terror
Ciudad Real vivió en la madrugada del viernes horas de pánico. En un apartadero de la estación de RENFE hicieron explosión dos cisternas de CAMPSA que contenían 30.000 litros de gasolina cada una. La totalidad de los vecinos de la barriada más próxima y un gran número de personas, atemorizadas por las llamas, evacuaron la zona durante varias horas. Algunos durmieron en sus coches en las afueras de la ciudad; los más permanecieron en vela hasta la mañana; otros ocuparon casas de amigos, lejanas al lugar del siniestro. Las llamas que siguieron a la explosión tardaron tres horas y media en ser sofocadas. Sorprendentemente no hubo que lamentar ninguna muerte, aunque tuvieron que ser asistidas en centros sanitarios 84 personas. Cuando se produjo el suceso, 250 personas, aproximadamente, se encontraban próximas a las cisternas.
Dos cisternas de CAMPSA con 30.000 litros de gasolina hicieron explosión alrededor de las doce menos cuarto de la madrugada del viernes, en un apartadero de la estación de RENFE de Ciudad Real. Ambas iban enganchadas a un convoy de dieciocho unidades. En la vía contigua estaba detenido otro tren compuesto de quince vagones que en su mayor parte contenían fuel-oil, propano y butano.A las once y media de la noche un número de la Guardia Civil observó que una cisterna ardía por una válvula. Los bomberos de Ciudad Real, con camiones de agua, no pudieron atajar las llamas. El personal de RENFE, entre tanto, desenganchó los vagones de cabeza del convoy y los alejó con una grúa, al entender que se podía producir un trágico siniestro.
Una cisterna, efectivamente, hizo explosión a las doce menos cuarto de la noche. La estructura de su carcasa se dispersó en una distancia de doscientos metros aproximadamente. A un enorme fogonazo siguieron llamas de considerable altura. Minutos después, y debido al calor que desprendía aquélla, hizo explosión una segunda cisterna, que también repartió planchas de hierro por toda la zona.
Contiguas a estas unidades había otras de fuel-oil, que no llegaron a estallar y sirvieron de parapeto para que los trozos de hierro incandescente que lanzaron las cisternas de RENFE no alcanzaran los depósitos que la CAMPSA tiene a doscientos metros, aproximadamente, del lugar en que se produjo el siniestro.
En la tarea de extinción del fuego colaboraron unidades de bomberos de Ciudad Real, Puertollano, Daimiel, Manzanares, Valdepeñas y de la empresa Enpetrol, que sucesivamente fueron llegando al apartadero. A las tres y media de la mañana se sofocó completamentel incendio, aunque hasta media mañana se rociaron de agua las cisternas que contenían fuel-oil para rebajar su temperatura y evitar cualquier riesgo de ignición.
Una noche de terror
Los vecinos de Los Angeles, barriada de 340 viviendas que dista 150 metros de la estación observaron el fuego a las once y media de la noche. La alarma cundió rápidamente. Todos los vecinos abandonaron sus casas y, en coches o a pie, evacuaron la zona con celeridad. Algunos colaboraron con la Guardia Civil, Policía Armada y operarios de la RENFE en la extinción del incendio.El pánico cundió también en el centro de Ciudad Real. Un elevado porcentaje de la población abandonó sus hogares para pasar parte de la noche en la carretera. Algunos durmieron en coches; otros permanecieron en vela toda la noche; los menos se alojaron en casas de amigos que viven lejos de la estación.
Algunos vecinos de la barriada aseguran que las planchas de la cisterna eran «como bolas de fuego». «Mi marido es empleado de la RENFE y fue a apagar el incendio; yo tuve que coger a mis tres críos pequeños en brazos y salir corriendo de aquí.» «Hacía un calor espantoso.» «El fuego formó una nube negra que se abrió en el cielo como una seta; parecía Hiroshima, peor aún que Hiroshima.» «Fue una noche de terror.»
Muchas quemaduras y fracturas
En los centros sanitarios de Ciudad Real fueron atendidas 84 personas, entre ellas el gobernador civil, catorce de las cuales permanecen internadas. Las lesiones más comunes a todas son las quemaduras y fracturas en diversos puntos del cuerpo. No hubo que lamentar ningún muerto. Sólo tres vecinos sufren quemaduras de tercer grado.Las 250 personas, aproximadamente, que se encontraban cerca de las cisternas cuando la primera hizo explosión, advertidas por la Guardia Civil, huyeron despavoridas. En su carrera algunos cayeron al suelo; otros perdieron prendas como los zapatos; otros fueron alcanzados por las llamas; algunos, empujados por la onda expansiva, se golpearon con los vagones del convoy, camiones aparcados en las proximidades o contra los muros de la estación.
Dos viviendas calcinadas
Las cisternas se abrieron por la parte superior al hacer explosión. Esto provocó una bocanada de fuego que se extendería hasta las casas de la barriada de Los Angeles. Las viviendas de los pisos superiores fueron las más afectadas. Dos de ellas resultaron completamente destruidas. Televisores, aparatos de radio, sofás, mesas, estanterías, puertas, ropa, libros, paredes y techos se quemaron.Alguna plancha retorcida de las cisternas se incrustó en la pared de las viviendas; otras cayeron en el centro de la barriada; las menos acabaron su trayectoria en los tejados. La franja de terreno baldío que separa el apartadero del bloque de casas quedó completamente abrasado por las llamas.
La explosión destrozó también el tendido eléctrico de la estación. Uno de los vagones de fuel-oil contiguos a los de CAMPSA fue tumbado; otro descarriló; uno de madera, aparcado en el otro extremo de los andenes, se quemó completamente, y las vías se retorcieron.
Causas desconocidas
A la hora de redactar esta infórmación se desconocían las causas que provocaron el siniestro. En versión de los peritos en la materia, lo más factible es que se produjera un escape en la válvula de uno de los vagones y una chispa -de origen desconocido- provocara en principio el incendio. Algún vecino de la barriada de Los Angeles aseguraba ayer haber observado una diminuta hoguera en el terraplén próximo a las vías del apartadero.La posibilidad de un incendio provocado está, en principio, descartada, aunque las válvulas de las cisternas son sencillas de manipular con la ayuda de una llave inglesa, por ejemplo.
Retrasos en el horario
Las consecuencias de las explosiones se tradujeron en el corte, por falta de fluido eléctrico, de la línea Madrid-Badajoz. El tren que cubría ese recorrido y debía hacer su entrada en Ciudad Real a las dos y cuarto de la madrugada fue detenido en Malagón y sus viajeros trasladados hasta la ciudad extremeña en autobús. El tráfico de trenes se volvió a abrir a las once y media de la mañana de ayer.Se desconoce el balance de pérdidas ocasionadas por el siniestro, aunque en una primera evalución se puede estimar en los cincuenta millones de pesetas. La reparación de los desperfectos necesitará, al parecer, tres días de trabajos.
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