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El sector energético español, en permanente crisis/1

España quiso vivir al margen de la crisis energética producida ante la multiplicación por tres de los precios del petróleo en 1973 v la sucesiva indización de los mismos a partir de ese momento.Desde entonces, el desequilibrio exterior español llegó a cifras insostenibles, y el sistema de vida y de desarrollo industria basado en energía barata quedó amenazado.Quien quiera enfrentarse a la crisis económica tiene que plantearse de cara e problema energético, que es componente esencial de aquélla. En el presente artículo, uno de los primeros especialistas españoles del sector analiza tres factores claves en la energía española. La insuficiencia de los recursos propios, ya destacada en otras ocasiones. La inadecuación de los precios sobre todo en el caso eléctrico,de la cual no se ha hablado demasiado en los últimos tiempos. Finalmente, y como aportación novedosa, plantea el grado de intentidad de la demanda española de energía y su relación con la evolución del producto interior bruto. Este es un factor de dificultad adicional al programa energético que el país necesita.

La hora de la economía en España significa también, y de manera esencial la de la energía, es decir, la de la nueva política energética, que tiene que ser públicamente comprendida y aceptada por su profunda incidencia en la economía, por la desfavorable situación presente del sector energético español y por los diversos efectos acumulados y no tratados desde el comienzo de la crisis mundial del petróleo iniciada en 1973. Entonces se cuadriplicaron los precios, que hoy son siete veces los de antes de ese año. Las restantes fuentes de energía por razones de mercado influencia de la inflación y de los factores tecnológicos y por exigencias de la lucha contra la contaminación, multiplicaron también sus precios. El telón de fondo del ciclo dpresivo de la economía nacional se sitúa dentro del marco de la crisis petrolera internacional, y se ha agravado por la deficiente situación energética interior consumos excedentarios, insuficiencia de recursos propios y ausencia de medidas adecuadas. El resultado de estas circunstancias ha sido, en 1976, el siguiente:

- Las importaciones de energía primaria (crudos, carbón, gas y combustible nuclear) han supuesto el 75 % del consumo interior bruto de energía, con deterioro del grado de dependencia anterior a 1973.

- El déficit comercial exterior de energía se ha elevado al 55% del déficit comercial total, frente al 22,9 % de 1973.

- Este deficit comercial de energía representa el 4,7 % del producto interior bruto (PIB), cuando en 1973 supuso el 1,4%.

- Al mismo tiempo, dicho déficit ha significado el 22% de la formación bruta de capital fijo en contraste con el 6,1 % de 1973.

- Además, los costes de la energía interiores y exteriores han participado en el PIB en más del 8 %, doblando en sólo tres años el valor de dicha tasa.

La competencia del actual equipo económico en el Gobierno, de los expertos de la Administración, y el acuerdo de éstos con la mayoría de los del país, en cuanto al diagnóstico y medidas a adoptar, constituyen una garantía de próximos programas energéticos.Intensidad de la demanda

Hay que destacar que el consumo interior bruto de energía primaria en España, que en 1976 se ha situado en 94,2 millones de toneladas equivalente de carbón (tec) (con un incremento del 6,3 %), del que el 72 % ha sido de petróleo, es relativamente excedentario, respecto a nivel y ritmo de la actividad económica nacional por las siguientes razones:

- La intensidad del nivel de la demanda, es decir, la cantidad de energía necesaria para generar una unidad del PIB (producto interior bruto), ha experimentado un aumento del 4,6 % respecto a 1973. Dicha, cantidad es superior a la de otros países europeos, excepto el Reino Unido y Holanda, que poseen importantes recursos energéticos primarios propios.

- La intensidad del ritmo de dicha demanda o la elasticidad del consumo con el PIB, es decir, el cociente entre sus aumentos porcentuales, ha sido de 3,1 en 1976. Resulta, pues, que el ritmo de crecimiento de la demanda ha triplicado al del PIB, lo que carece de precedentes en el país desde 1960. Tal valores mucho más alto que el de los demás países europeos, donde dicho índice se ha situado entre el 1,1 % y el 1,5 % en general (véase cuadro 11).

La elevada y creciente utilización de energía en España contrasta, en cualquier caso, con nuestro menor nivel económico; la más suave climatología, que implica menores consumos domésticos; el mayor peso del turismo y la agricultura -débiles consumidores de energía-, y el injusto y menor grado de acceso a la energía, comodidad de las clases trabajadoras.

En realidad, las causas de. tan elevado-consumo energético pueden atribuirse a: 1. La incidencia en la economía nacional de los sectores fuertemente consumidores. 2. Los inadecuados emplazamientos de industrias, con fuerte tráfico de mercancías. 3. La preponderancia del transporte por carretera, más consumidor de energía que otros modos. 4. La insuficiente racionalización de los usos energéticos, y 5. La persistencia de sistemas de precios de la energía estimulantes de despilfarros y deficientes rendimientos de energía.

Insuficiencia de los recursos

La insuficiencia nacional actual de recursos energéticos primarios propios tiene como causas, no sólo factores geológicos y naturales, sino también el escaso esfuerzo aplicado, para detectar y explotar los mismos, como es el caso de los hidrocarburos y del uranio, y para aprovechar y equipar los restantes, es decir los hidráulicos y los de carbón.En síntesis:- La potencia hidráulica actualmente instalada es del orden de 12,6 miles de megawatios (Mw), con una capacidad de cobertura de las,necesidades actuales de electricidad del 34 % en un año de hidraulicidad media, cuando tal potencia puede casi doblarse con aumento de la producción media en un 40% aproximadamente.

-La exploración de petróleo en el interior del país es comparativamente la más débil de Europa occidental, a pesar de los interesantes pero moderados rendimientos actuales. Se han descubierto del orden de treinta millones de toneladas de crudos, que cubren el 3,7 % de las necesidades presentes.

- Los recursos interiores de Carbón ascienden a 580 millones de TEC (toneladas equivalentes de carbón), con una producción de once millones de TEC anuales, que pueden aumentar hasta veintidós millones con nuevos equipamientos.

- En cuanto a la energía nuclear, las exploraciones de uranio han sido relativamente reducidas. Se han descubierto ya, del orden de 10.000 toneladas con cobertura futura en torno al 50 % del consumo estimado. Deben abonarse, además, otras fases del ciclo del combustible como las de concentración, reconversión y fabricación, aunque sean inviables las de enriquecimiento y reprocesamiento. Por otra parte, existe cierto retraso en los programas de construcción de centrales que hará difícil alcanzar en 1985 una potencia necesaria del orden de 15,5 miles de megawatios frente a los 1 12 actualesInadecuación de los precios

Los inadecuados niveles y sistemas de tarifas eléctricas y de precios de productos petrolíferos constituyen, entre otros, uno de los elementos causantes, y al mismo tiempo reveladores, del desorden y cierta irracionalidad existentes. en el sector de la energía en España. Hay que recordar que los precios de las distintas energías, en conjunto y comparados entre sí, influyen en el nivel de la demanda y en la sustitución o preponderancia de unas u otras energías. Existe por tanto, una cierta elasticidad del consumo a la variación de dichos precios, dentro de determinados limites, aunque de forma no autónoma ni desligada del contexto económico general. Así, y aparte de sus bajos niveles relativos, el sistema actual de tarifas eléctricas se halla configurado de tal manera que son descendentes con el aumento del consumo y de la pptencia contratada. Esto significa un estímulo al consumo y exige mayor capacidad de producción en horas puntas. Además, no existe diferenciación horaria y estacional en tales tarifas, lo que obliga nuevamente a márgenes adicionales de producción punta. La no diferenciación geográfica de dichas tarifas no incentiva a que los emplazamientos industriales se hagan cerca de las centrales eléctricas y genera despilfarros por las pérdidas de electricidad en el transporte y distribución. de la misma. Por último, el sistema incorpora, además, una serie de subvenciones bajo formas de tarifas especiales protegidas a las industrias que precisan altos consumos de energía.

Ello ha conducido a un excedente de demanda de electricidad, de tal manera que, el 33 % de las necesidades españolas de energía primaria se hallan determinadas por las de producción de electricidad, que ha crecido fuertemente, a un ritmo de un 9,6 %

Esto tiende a constituir un despilfarro ante las citadas pérdidas, sobre todo si las aplicaciones finales de la electricidad son indebidas, como ocurre para las caloríficas.

En cuanto a los productos petrolíferos, cuya demanda conjunta se incrementó en un 19% en 1976, su precio promedio nacional ha sido normalmente inferior al de otros países europeos. Los niveles individualizados de precios por productos figuran también entre los menores de Europa occidental, lo que ha influido en los altos consumos de propano y butano, con importaciones adicionales de estos gases, en el auge innecesario de la petroquíritica y de los fertilizantes consumidores de naftas, en las utilizaciones excedentarias de vehículos de alta potencia, en el predominio del transporte por carretera y en la gran competitividad artificial de la electricidad de origen térmico a fuel-oil.

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