Polémica en torno a la financiación de las elecciones legislativas francesas

El Gobierno y la patronal francesa (CNPF) desmintieron categóricamente las acusaciones del primer secretario del Partido Socialista, François Mitterrand, según las cuales el CNPF, en colaboración con los poderes públicos, ha concertado un plan contra la izquierda cuyo coste asciende a 18.000 millones de pesetas.

Por su parte, los partidos de la mayoría, salvo el Radical, celebrarán, por fin, su primera reunión en la «cumbre», con vistas al desenlace de sus querellas, el próximo día 19.«Las afirmaciones de Mitterrand no tienen fundamento alguno y son inaceptables. Existen límites, en la polémica política, que no pueden traspasarse», declaró secamente la patronal, mientras el primer ministro, Raymond Barre, le reprochó el «no abordar los verdaderos problemas de Francia» y de manifestarse de manera «polémica y partidista para ocultar las dificultades de la Unión de la Izquierda».

Que la patronal francesa, por medio de sus organismos regionales o profesionales, apoya a los candidatos de la derecha no es un misterio en este país. Pero nunca un líder político había acusado de manera tan espectacular y tajante al gran capital y al Gobierno. Por otra parte, la opinión no sospechaba que la patronal pudiese elaborar un plan tan preciso destinado a combatir «en silencio» el programa de la oposición.

La explicación, por otra parte, parece evidente, si se piensa que, de veinte años a esta parte, nunca la izquierda, pocos meses antes de unas elecciones decisivas, se mostró tan amenazante y, además, aportando un programa concreto que amenaza realmente muchos intereses privados. Lo que se pide en muchos; sectores de la opinión después del ataque del señor Mitterrand, es que este último amplíe «las informaciones bastante serias» que declaró poseer sobre la cuestión. En definitiva, una vez, más, el líder socialista planteó en este país el problema de la financiación de los partidos políticos y de las campañas electorales.

La cuestión, hasta la fecha, ha estado siempre regida por la ley del silencio y no parece fácil que ahora, en vísperas de unos comicio s en los que la derecha y la izquierda van a batirse «a muerte», se realicen las buenas intenciones mil veces expresadas, después de cada campaña electoral: moralizar la vida política.

Por fin, "cumbre" de la mayoria

En otro orden de cosas, mientras la izquierda continúa actualizando su «programa común» (los problemas espinosos, como el de las nacionalizaciones, se han escarceado y,acto seguido, ladeado), los partidos de la mayoría gubernamental, después de un año de luchas y querellas que influyeron poderosamente en su fracaso municipal, el pasado marzo, han dado un paso hacia la reconciliación: el próximo 19 se reunirán todas estas formaciones, salvo el Partido Radical, que dirige Jean Jacques- Servan-Schreiber, que sigue manifestando: «Sólo aceptaré una reunión similar el día que la convoque el primer ministro. » El líder gaullista Jaeques Chirac trabaja en sentido opuesto, de tal manera que la opinión le interprete como el artífice de la unión de la mayoría y como su líder verdadero.