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El patronato francés gastará dieciocho mil millones para derrotar a la izquierda

La patronal francesa ha puesto en marcha un plan económico que, en cifras, asciende a unos 18.000 millones de pesetas, destinado a hacerle la guerra al «programa común». Esta revelación la hizo ayer el primer secretario del Partido Socialista Francés, François Mitterrand, en una conferencia de prensa en la que también respondió al discurso, histórico, según la mayoría de derechas, pronunciado por el presidente Giscard d'Estaing la semana última.

Los fondos ofrecidos por la organización patronal financiarán a los partidos políticos de derechas y subvencionarán los gastos de «campañas espectaculares de propaganda y de publicidad contra la izquierda», aclaró el señor Mitterrand. Películas que se proyectarán en el momento oportuno, artículos de encargo en los diarios de provincias, agencias de prensa ad hoc, cuarenta organismos locales con responsables políticos a la cabeza, todo ello, afirmó el líder socialista, hace de la patronal «un partido político que, con vistas a las elecciones legislativas, cree que puede comprar a los franceses». La ofensiva, añadió, se complementa con el control, por párte del Gobierno, de la radio y la televisión, «de las que ya no es posible esperar una información objetiva».El señor Mitterrand, que apareció ante los informadores franceses e internacionales con un aspecto saludable, resumió su ataque frontal y total contra el presidente de la República, en los siguientes terminos: «Giscard d'Estaing se proclamó, en Carpentras, el presidente de las fuerzas conservadoras y protector del gran capital, y no será más que eso mientras no considere a la izquierda como una componente natural y necesaria de la nación francesa. Francia tiene necesidad de un presidente, y no de un partidista.» En realidad, anotó el líderde la izquierda, «Giscard, en su discurso, no se dirigió a los franceses, sino a Chirac»

La forma y el contenido de las declaraciones y análisis del señor Mitterrand hicieron suponer a los periodistas que éste, pensando posiblemente en sus ambiciones futuras, sólo considera interlocutor válido al presidente de la República. Cuando alguien le interrogó sobre las razones de su excelente intervención de ayer, como contrapunto de la mediocre impresion que causó durante su reciente debate con el primer ministro, Raymond Barre, el señor Mitterrand estimó que «hay momentos y circunstancias...» Lo cierto es que al primer secretario del PS no se le escapó ni una cifra a la hora de arremeter, punto por punto, contra la «ligereza de las promesas económicas electorales» del presidente.

Respecto a la actualización en curso del «programa común», el líder de la izquierda se manifestó optimista y respondió a las objeciones que plantean los comunistas: no se trata de elaborar un segundo programa, sino de realizar el que se firmó en 1972, «cuyos objetivos siguen siendo, hoy, los de los socialistas»; con ello aludía muy particularmente a la insistencia del PC en materia de ampliación de las nacionalizaciones.

El señor Mitterrand anunció que no viajará este año a Estados Unidos (días pasados se ha asegurado que el presidente francés hizo gestiones para que su colega americano, Jimmy Carter, no lo recibiese antes de las elecciones) y que, por su gusto, preferiría realizar el desplazamiento «después del mes de marzo», es decir, tras los comicios. El PS recibirá a una comisión del Gobierno de la U RSS en octubre y, a lo largo del otoño, el líder socialista también irá a Madrid para asistir a una reunión de la Internacional Socialista.

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