En el día del Rey
HOY, FESTIVIDAD de San Juan, celebra el Rey su onomástica con una recepción en el palacio de Oriente. Una larga serie de personalidades y dirigentes políticos han sido invitados por el Rey; entre ellos Santiago Carrillo, secretario general del Partido Comunista de España.Hoy, en suma, nos encontraremos con una noticia que simboliza muchas cosas: un hombre como Carrillo, a quien hace seis meses se le negaba un pasaporte de ciudadano español, y cuya figura, y la de su partido, eran cargadas de oprobios, será huésped del Rey.
No vamos a seguir la vieja pauta de los libros de Historia del bachillerato, abarrotados de fechas y hueros de explicaciones. No hace falta, porque el día del Rey será hoy una fecha con notable contenido, y que quedará resumida en ese encuentro de don Juan Carlos con los representantes políticos que el pueblo español, acaba de elegir en libertad por primera vez en 41 años, en la intimidad de su fiesta privada.
Desde el primero de julio del año pasado -aún no hace un año-, muchas figuras políticas han crecido en prestigio, se han apagado o han terminado defenestradas por unos comicios democráticos. Pero pocos tuvieron la agudeza de prever la contundencia con que se iban a producir cambios históricos sustanciales. Tan sustanciales como el paso de una autocracia sin autócrata (segundo Gobierno de Arias Navarro) a una democracia que camina con rapidez y sin obstáculos de fuste en medio de un período constituyente.
Se nos permitirá la elemental elegancia de no decirle al Rey lo que tiene que hacer, ni pretender escrutar sus pensamientos. Pero si se nos antoja apuntar hoy algunas cosas de estricta justicia: que el cambio político sufrido por España en menos de ún año ha sido facilitado por este Rey, que ha sido, sin duda, verdadero motor del cambio.
Por supuesto que las transformaciones históricas las protagonizan los pueblos y no personas aisladas, por mucho que sea su poder o elevada su posición. Pero sería faltar a datos meramente informativos dejar de reconocer el principalisimo papel del Rey desempeñado en este año, como facilitador del acceso a la democracia.
El Gobierno, por último, debiera seriamente considerar el establecimiento de la onomástica del Rey como fiesta nacional y sancionar como laborable el 18 de julio, fecha histórica, y por supuesto que recordable, pero que los españoles animados por la paz no deben tener por día de festejo oficial o de devengo de una paga. Ningún español debe festejar nada sobre otros españoles. Por ello, la fiesta nacional debe ser el día del Rey, el día en que todos los españoles se felicitan en la democracia.
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